Cuando treinta minutos antes de que comenzara su actuación comprobamos que cerca de dos mil personas ya se hallaban concentradas a los pies del escenario principal, no fue difícil comprender que no se equivocarían los pronósticos que situaban en torno al concierto de Izal el momento en el que se viviría la mayor afluencia de público al WARM UP Festival en su jornada del sábado.
Así, al marcar el reloj las 21:30h y encenderse de golpe las luces del montaje, más de quince mil gargantas rugirían como una sola para darle la bienvenida a la banda madrileña, que llegaba a Murcia tras estrenar hace apenas dos meses su nuevo LP, “Autoterapia”. De este modo, después de casi tres años desde que se editara ese mágico “Copacabana” que terminó de consagrar a Izal como uno de los grandes grupos del revitalizado panorama nacional, la formación iniciaría la puesta de largo de su nuevo trabajo haciendo sonar, precisamente, el tema Autoterapia.
Sin embargo, lejos de entregarse en exclusiva a la presentación de su último álbum, la banda capitaneada por Mikel Izal concebiría su recital como un amplio repaso a su trayectoria dentro del cual iría incorporando puntualmente algunas de sus nuevas canciones. En consecuencia, junto a éxitos tan recordados como Copacabana, Pequeña gran revolución, Tóxica, Qué bien, Pánico práctico o La mujer de verde, la formación interpretaría prometedores temas extraídos de “Autoterapia” como Pausa, La increíble historia del hombre que podía volar pero no sabía cómo o El pozo.
De esta manera, teniendo en cuenta en todo momento al público típicamente festivalero al que iría dirigido su concierto, Izal confeccionaría un repertorio rico y variado, reconocible y a la vez novedoso que, en suma, se antojaría ciertamente apropiado tanto para gustar y convencer a su público más fiel, como para seducir y atraer a aquellos que no fueran seguidores declarados de la banda.
Además, si a la acertada concepción del recital le añadimos la entrega con la que se aplicó la banda y las constantes muestras de líder simpático, carismático, romántico, democrático y empático que dejó Mikel Izal, al final no sería de extrañar que hasta los más remisos rompieran a cantar, bailar y botar en algún momento del que fue el mayor espectáculo del sábado en el festival WARM UP.