Los bilbaínos El Capitán Elefante registraron en este 2017 su nuevo trabajo "Un millón de hombres". Los años de experiencia de la banda rezuman en todas y cada una de las diez composiciones que forman un disco tan directo como literario; un trabajo tan redondo en ejecución como, a veces, bailable.
La base rítmica formada por la batería de Josema Valle y el bajo de Lander Urgoiti, estructuran melodías acariciadas por las guitarras de Javier Marcos y Jaime Marcos. Las gotas de sintetizadores aportadas por Pedro J. Monge hacen de cada canción un notable ejercicio musical. El disco pasa volando en su escucha y, al igual que en sus directos, te quedas con ganas de más. Por lo que ponerlo una vez tras otra en el reproductor es lo más usual que se puede hacer ante obras como estas.
El séptimo corte, Sísifo, afirma "No siento respeto por los poetas" cosa que asombra, pues las letras de la banda son pura poesía contemporánea que habla de un mundo en HD, de New York, de bailes de fin de semana y de desamores rockeros. Todo, temática actual para un sonido que tiene sabor al rock estándar más clásico, a la vez que ofrece un nuevo giro al estilo abriéndose a las secuencias y a los sintetizadores de un modo suficiente.
La voz de Jaime Marcos da su personalidad a El Capitán Elefante haciendo reconocibles sus canciones entre el resto de grupos. La garganta de Marcos rememora a los primigenios Enemigos, a los maduros Barricada. Se puede afirmar sin miedo alguno que El Capitán Elefante suena a ellos mismos; tienen su estilo y eso se agradece.
Los cántabros Chromaticity Studios fueron los fuegos en los que se cocinó el álbum. Gran sonido conseguido por el productor Pedro J. Monge, que pone la guinda a un magnífico LP donde ni falta ni sobra nada. Enganchan, No se despegan, gustan. Atrae su elegancia a la par que lo salvaje de su rock despierta aquellas neuronas acostumbradas al resto del repetitivo indie actual de nuestro país. Como dicen para acabar el disco: "Contigo, al fin del mundo...".