Ocurrió este pasado viernes que, en busca de nuevos contenidos que pudieran servir de estímulo e incluso de refresco a todos cuantos nos leen, decidimos encaminar nuestros pasos, inquietos como de costumbre, hacia el puente de Manterola, hasta llegar a orillas del Segura, para dar cuenta de la hermosa actividad deportiva y cultural que el renacido Club Remo de Murcia fue a realizar junto con Fundown en las recuperadas aguas del río a su paso por la capital de la Región.
Así, a eso de las 9.00h, y con los primeros rayos de sol ya tiñendo generosamente de azul el cielo, pudimos ver las embarcaciones dispuestas sobre la arena, los remos apoyados contra la pared, los chalecos colgados en la muralla, y a los miembros del Club Remo, con su presidente José Carlos Cano a la cabeza, prestos para recibir con los brazos abiertos a los integrantes de Fundown, que para entonces arribaban a puerto acompañados por varias monitoras de la Institución.
Y para iniciar la jornada de la manera más apropiada, lo fundamental, realizadas las presentaciones, fue equipar a los recién llegados con los preceptivos chalecos salvavidas y proveerlos de remos para que, formados en dos filas, escucharan atentos las consignas de José Carlos como si fueran un pelotón de intrépidos piragüistas recibiendo la instrucción teórico-práctica de su capitán, al tiempo que alzaban y agitaban al unísono en el aire los remos cual simpáticos molinos de viento.
Poco después, rotas las filas, y ya con las piraguas en el río gracias a la labor que durante la instrucción habían llevado a cabo el resto de miembros del Club Remo, los chicos y chicas de Fundown comenzaron a descender por la escalerilla dispuesta en la orilla a fin de ocupar sus embarcaciones, aunque, eso sí, no sin antes darse algún que otro chapuzón con los que definitivamente terminaron de perder el miedo al nuevo Segura y desterraron los viejos recuerdos del río contaminado que fue.
Entonces, una vez que todos los navegantes se hallaron sobre sus piraguas, fue cuando llegaron los momentos más hermosos de la mañana. El Segura, ante nuestros ojos, y ante los de las decenas de curiosos que contemplaron el evento desde las barandillas de las murallas y los puentes, apareció convertido en una inmensa piscina de agua dulce. Una piscina que se nos antojó ser una pista de baile, una pista de baile sobre la que se estaba bailando un vals. Una laguna cual si fuera un lago, un lago poblado de cisnes, unos cisnes que no eran aves, sino ángeles sobre piraguas de colores surcando las aguas, describiendo con sus trayectorias derrotas caprichosas, y levantando los remos como alas para hundirlos en el río y romper su superficie en millones de cristales líquidos, casi etéreos, crepitantes y resplandecientes por los rayos de sol.
Quizá no fueron más que unos minutos, quizá no duró más que lo que dura un suspiro o un pensamiento que zarpa para no volver jamás, pero les puedo asegurar que, apoyados sobre las barandillas, lo que sentimos todos cuantos fuimos testigos del acontecimiento fue felicidad. Una felicidad tal vez efímera, tal vez irracional, pero felicidad al fin y al cabo.
Más tarde, con todas las piraguas poniendo proa hacia el molino sur de los dos que flanquean el azud del río, y justo debajo de la pasarela de Manterola, llegarían, sin duda, los momentos más emocionantes y lúdicos de la aventura, cuando, una tras otra, todas las piraguas fueron lanzándose por la pequeña rampa de la presa aguas abajo para gozo de la marinería y alborozo de los espectadores.
Una vez en tierra en firme, y ya concluida la navegación de los jóvenes miembros de Fundown y de sus monitoras, tuvimos ocasión de constatar algo que sólo habíamos atisbado al verlos aparecer por la cuesta de Manterola dos horas atrás: que si algo caracteriza a estos chicos y chicas de Fundown es la alegría de sus rostros y el brillo de sus miradas. Y es que, si alguien pensaba que esa mañana los únicos que iban a aprender algo serían los miembros de Fundown, al final resultó que los que más aprendimos fuimos todos los que tuvimos la oportunidad de admirar su ilusión, su entusiasmo y sus ganas de lanzarse al Segura para abrazar y terminar de cerrar las heridas de un río que, a pesar del criminal maltrato a que fue sometido, hoy ya vuelve a ser un río apto para todos.
Sobre el Club Remo, que está adscrito a la Federación de Piragüismo de la Región de Murcia y que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de la capital y de la Confederación Hidrográfica del Segura, la sensación que nos quedó tras ver trabajar a sus miembros fue la de haber sido testigos tan solo de uno de los primeros pasos que este recién renacido Club habrá de dar a lo largo y ancho del río Segura. Y es que, a poco que sea dotado de una infraestructura mínima, pero necesaria, tendrá que crecer forzosamente por dos motivos: primero, porque está impulsado por personas aplicadas y capaces; y segundo, porque en cuanto los murcianos comprueben que el estado del río es óptimo y que cuenta con instalaciones y medios adecuados, pocos serán los que se resistan a coger la piragua.
Por todo esto, y ya para ir concluyendo nuestra singladura, no debemos dejar pasar la ocasión de animar a nuestro Ayuntamiento y a la Confederación a que culminen el excelente trabajo que han realizado durante la última década, y que ha permitido resucitar el Segura, poniendo los medios para que este espacio fluvial emblemático, pero desconocido para la gran mayoría, pueda terminar de ser reconquistado para la ciudadanía como escenario urbano capaz de albergar actividades lúdicas, deportivas, sociales y culturales.
Así, aunque es posible que no sea el momento para acometer faraónicos proyectos que, por sus costes, no serían realizables más que a muy largo plazo, sí creemos razonable poder pedir a nuestros representantes, precisamente en estos tiempos en los que ha quedado patente la necesidad de plantear la política desde una óptica más humana y cercana, que traten de encauzar sus esfuerzos hacia la realización de acciones más concretas que puedan ayudar a la Ciudad a crecer de una forma más sensata y, sobre todo, a crecer en calidad.
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Buenas tardes.
Tengo una pregunta a ver si me la pueden contestar.
¿Porque le llaman club de remo cuando lo que practican es piragua?
Muchas gracias
Un saludo.
Buenas
Le animamos a remitir la pregunta al club directamente, puede contactar con ellos por correo electrónico (clubremodemurcia@gmail.com), o en su página de facebook aquí. Un saludo y gracias por comentar