Esther Serna es una joven barcelonesa enamorada de la fotografía y la música que desde hace tiempo lleva publicando su obra a través de Instagram bajo el nombre artístico de Warvia. Técnica superior en Realización de Proyectos Audiovisuales y Espectáculos, Esther se estaba iniciando en el mundo de la fotografía de conciertos cuando la pandemia se cruzó en su camino. Hoy, que la situación parece mejorar y los conciertos comienzan a parecerse a los de antes, quedamos para hablar con ella.
Para todos aquellos que no te conozcan, ¿quién es Esther Serna?
Esther es una chica a la que le apasiona la fotografía y viajar. Siempre me he definido como un culo inquieto que se apunta a todos los planes. Primero digo sí y luego pregunto qué vamos a hacer. Supongo que por eso empecé a enamorarme de la fotografía, porque con esta profesión podrías vivir siempre diferentes experiencias y con suerte trabajar viajando. Es por eso que como nombre artístico me puse Warvia, porque engloba mi pasión por viajar.
¿Cuándo nació tu pasión por la fotografía?
Desde pequeña he tenido una cámara de fotos. Esto empezó cuando iba de viaje con mis padres. Ellos siempre llevaban una cámara para hacer fotos y otra para grabar. Al final yo cogía la cámara para hacer fotos y, como es lógico, la mayoría eran malas. Pero, poco a poco me fue gustando más. Tanto que hizo que cambiara de carrera y dejara la Universidad para estudiar Realización. Este grado no es de fotografía, pero tenía muchas cosas que me llamaban la atención. A medida que pasaba el tiempo estaba cada vez más enganchada a la fotografía, hasta llegar a salir todos los fines de semana a hacer fotos.
¿Qué virtudes crees que debe tener una buena fotografía y qué cualidades crees que tienes tú como fotógrafa?
Siempre he escuchado que una fotografía debe mandar un mensaje, transmitirte un sentimiento. Si bien esto es cierto, creo que una buena fotografía puede ser simplemente bella; una flor quizá no te transmita ira, tristeza o alegría, quizá simplemente te gusta y eso ya es genial. La fotografía es subjetiva y para mí una buena fotografía puede ser malísima para ti, o te pueden encantar las fotos que hago o parecerte horribles y está bien. Si una fotografía te hace sentir algo o te causa curiosidad, para mí ya es buena. Entendiendo siempre que no estén subexpuestas, quemadas, borrosas... Siempre y cuando estos "errores" no se hagan de forma voluntaria.
Por otro lado, una fotógrafa tiene que ser una persona curiosa, dispuesta a aprender y a escuchar. No puede quedarse solo con su opinión. Beber de otras puede ser algo muy bueno y creo que es mi mayor cualidad
Sin duda, esa es una gran cualidad. Observando tu obra fotográfica se intuye cierta predilección por los paisajes urbanos.
Me he criado en Barcelona, una ciudad preciosa donde cada barrio es diferente y puedes encontrar diferentes rincones que llaman la atención. Pero, no solo la arquitectura me atrae de la ciudad, también observar cómo las diferentes personas interactúan con el entorno. Me llama mucho la atención ver gente paseando, riendo, tocando un instrumento y captar la esencia que recogen esas dos cosas a la vez. Podríamos resumirlo como que me encanta captar el momento de cada lugar que lo hace único, ya que por muchas veces que pases por un mismo sitio siempre será diferente.
Tu pasión por la fotografía y por los viajes te llevaron a trabajar una temporada en Almería, ¿percibiste importantes diferencias con Barcelona?
La principal diferencia es que te ponen tapa cuando pides una cerveza, cosa casi imposible en Barcelona ¡ja, ja, ja! Bromas aparte, donde más diferencia noté fue en donde vivía. Estoy acostumbrada a una gran ciudad y allí vivía en un pueblecito con mucho encanto, donde la vida es mucho más tranquila y también se agradece no tener una vida frenética donde tienes que recorrerte media ciudad para ir a trabajar. Del tiempo que estuve viviendo allí me llevo muchas experiencias en cuanto a fotografía, ya que fue un trabajo muy intenso y por lo tanto un intensivo en aprendizaje.
Hablabas de captar el momento, la esencia que hace único cada instante. Ese deseo te llevó a fijarte en los espectáculos en vivo y en particular en los conciertos, ¿verdad?
Totalmente. Considero que hay cierta magia en captar el momento que estás viviendo, y más cuando una persona no está posando ni se la espera, porque en ese momento estas captando su esencia. Creo que puedes ir a veinte conciertos de la misma persona y ninguno será igual al anterior. Aunque canten las mismas canciones en los veinte conciertos, serán días y momentos diferentes y eso los harán únicos.
Cada concierto es único, y en eso influye no solo el artista sino también el público. Y como público, ¿cuáles son tus gustos musicales?
Mi gusto musical es muy variado, puedo estar escuchando una canción de reguetón, y la siguiente puede ser rock, y la próxima pop. Por ejemplo, Nil Moliner crea un show que es muy guay, que te mete de lleno en el concierto. Dani Fernández, que es increíble, lo considero de un estilo más íntimo. Lola Indigo te mete adrenalina pura. Son sensaciones totalmente diferentes las que te transmiten. Y estas también dependen del estilo musical: no se percibe igual un concierto de rock que uno de pop. Supongo que a muchas personas, entre las que me incluyo, siempre nos quedará la espinita de no poder haber ido a un concierto de Queen y poder escuchar a Freddie Mercury en directo.
Has nombrado a Nil Moliner, que se ha convertido en el primer cantante en actuar en Murcia en una sala de conciertos desde que comenzó la pandemia. Precisamente, cuando te iniciabas en la fotografía de conciertos sobrevino la pandemia, ¿qué consecuencias ha tenido este hecho en tu trayectoria?
La pandemia ha afectado a muchos sectores, pero el sector cultural se llevó un duro golpe del que a día de hoy aún se intenta recuperar. Si bien es cierto que poco a poco se va recuperando aún falta mucho. Como bien has comentado Nil Moliner es de los primeros cantantes en actuar en Murcia en una sala cerrada y no hace tanto que se realizó. En mi caso el mismo día que se declaró el estado de alarma iba a empezar a trabajar para una revista cubriendo espectáculos y conciertos. Me encantaría que en un futuro cercano pudiera volver a tener esta oportunidad y empezar a trabajar de lo que me apasiona.
Seguro que lo conseguirás. Entretanto, ¿en qué proyectos andas inmersa actualmente?
Como bien hemos estado hablando antes estuve trabajando en Almería. Cuando terminé aproveché para viajar un poco por España y conocer lugares en los que no había estado. Hace poquito que ya dejé de recorrer mundo, y en estos momentos estoy buscando trabajo, de modo que, si alguna sala de conciertos me quiere, estoy disponible, ja, ja, ja. Pero sí es cierto que no puedo dejar de hacer fotos y, si pasa una semana, ya tengo mono y necesidad de salir. De momento, no he expuesto mi obra, pero sí que es algo que me gustaría realizar en el futuro, tengo todas las posibilidades abiertas.
Por último, y ya que has vuelto a mencionar Almería, provincia vecina nuestra ¿conoces la Región de Murcia? ¿Te apetecería trabajar por aquí en algún momento?
En Murcia he estado ya cuatro o cinco veces, justamente la semana pasada estuve allí. Recuerdo la primera vez que fui. Estaba por el centro de la ciudad, repleto de esculturas de limones, y me parecía pequeñita en comparación con Barcelona. Me parecía un barrio más y no el centro. Pero, a medida de ir más veces le he ido pillando el gusto y el encanto que tiene. La mayor ventaja que tiene es que puedes ir andando a todos los sitios y eso al final te ahorra mucho tiempo que puedes usar para otras cosas. En cuanto a trabajar en Murcia, me encantaría. Como he dicho, ya he ido unas cuantas veces, así que estoy prácticamente abonada y me conozco la mayoría de sitios. Pero, aún tengo que probar los paparajotes y para ello debo volver otra vez.
Je, je, je. Yo siempre he dicho que el tamaño de Murcia es una de sus grandes ventajas. En Murcia no se pierde la dimensión de lo humano. Muchas gracias, Esther.
Muchas gracias a vosotros por la entrevista.
Accede a la muestra fotográfica de Warvia pinchando AQUÍ.