Ante una Plaza de Santo Domingo que luciría llena y engalanada como privilegiado auditorio urbano, este viernes la formación andaluza Faluka abrió el primero de los dos fines de semana grandes del Festival, Murcia 3 Culturas, ofreciendo un recital basado en canciones de la cultura sefardí florecidas en tierras por las que debió peregrinar el pueblo hebreo expulsado de España en 1492.
Así, con Malole Díaz ejerciendo de voz principal y maestra de ceremonias, la primera parada del concierto haría recalar al público frente a las costas de Grecia y Turquía siguiendo el rastro de aquellos judíos que arribaron allí –con su música y con su lengua, el judeoespañol- invitados por el Sultán Bayaceto II. De este modo, haciendo sonar Olmaz y Los caminos de Sirkedji, el espectáculo daría sus primeros pasos en su recorrido por las geografías del exilio sefardí.
Más adelante, acariciados suavemente por las delicadas sonoridades del violín, el ney, el laud y el clarinete, los asistentes serían llevados a Marruecos por las melodías de Faluka para recordar la vida y la obra de la mítica compositora Zohra al-Fassiya, antes de tomar Aire agitando el pandero cuadrado de Peñaparda al ritmo de la copla castellana. Entonces, adentrándose en la recta final de su fantástica singladura musical, la banda interpretaría la evocadora Noches, noches.
No en vano, con las últimas luces del día declinando ante esa misma noche a la que le cantaban, la Plaza de Santo Domingo aún sería testigo del emocionante final con la que la banda remataría su actuación cuando todos sus miembros, al unísono y a capela, interpretaron Pusta mladost. En rigor, canción tradicional búlgara cuya letra lamenta la fugacidad de la juventud y que dejaría los presentes, igualmente, lamentando entre aplausos el final del concierto de Faluka.