Cabalgando desde El Puerto de Santa María, como una banda de forajidos que se hubieran hecho con el preciado botín de ese rock fronterizo que creció salvaje en el lejano Oeste al abrigo del cine de autores como Sergio Leone o Quentin Tarantino, este pasado viernes llegaron a Murcia cuatro forasteros armados cuyos rostros aparecían impresos en carteles en blanco y negro bajo la leyenda de “Se Busca”.
Así, dispuestos a presentar su segundo LP, “She and the sunshine”, los andaluces Furia Trinidad irrumpieron a medianoche en el escenario de la céntrica Sala Revólver para desenfundar sus instrumentos y arrancar la velada abriendo fuego con canciones como Leave you tonight, I´m a man o Shake it, en las que las poderosas guitarras eléctricas de Goli Supersummer y Nur Wong serían las protagonistas indiscutibles.
De este modo, desplegando melodías que fluirían, bien sugerentes y cadenciosas mecidas por la voz serena de Nur, bien rotundas y desaforadas agitadas por la voz nerviosa de Goli, el concierto pronto captaría la atención de un público que, como si fueran los rehenes de un violento asalto, apenas tendría tiempo de pestañear, cerrar la boca y tragar saliva ante la descarga de rock que se le estaba viniendo encima.
Más adelante, como centauros del desierto atravesando los territorios del country, el folk y el rock más experimental y psicodélico con Pushloop, Feelin Alone, She And The Sunshine, o RCA, los andaluces regresarían a su primer LP, “Listen to phenomenal western rock combo”, para tocar la brillante Money; canción en la que, como si fuera un preciso mosaico, habrían de quedar plasmados buena parte de esos géneros y ritmos en cuyo manejo Furia Trinidad demostraron ser verdaderos expertos.
Ya encarando la recta final del concierto preparados para morir con las botas puestas, este grupo salvaje, espoleado por los estremecedores redobles de tambor de Alberto Moreno y los extraordinarios duelos de guitarras ofrecidos por Supersummer y Wong, se adentraría en el último tramo de concierto haciendo sonar temas como Road old road o Kai Lenny antes de despedirse por todo lo alto con la furiosa Detroit; canción con la que Goli acabó, como merecía la ocasión, cantando a voz en grito.
Y así, despidiéndose entre aplausos de una Sala que terminó rendida a su épico sonido western-rock, Furia Trinidad saldrían de Murcia al galope para poner rumbo a horizontes lejanos y burlar, una vez más, esa torpe ley que en los grandes canales de difusión musical de nuestro país ha convertido en proscritos a todos aquellos que osan hacer uso de su talento, cantar con voz propia y abrir caminos distintos al marcado.