Aprovechando la oscuridad de la noche, este viernes burlamos las líneas enemigas y cruzamos la frontera al galope hasta adentrarnos en la reserva india camino de la Sala Revólver; refugio seguro, bastión inexpugnable y punto de encuentro en el que cada fin de semana son cientos los amantes de la música que se reúnen al calor de sus espectáculos en vivo.
Así, como si fueran una banda de forajidos entrando en el saloon de un pueblo del lejano oeste, pasadas las 23:30h concentrarían en torno a ellos toda la atención de la sala Indian Group; formación especializada en versiones de grandes clásicos del rock anglosajón cuyo gran jefe responde al nombre de Indio Silva y en cuyas filas han militado músicos de la talla de Santiago Campillo.
De este modo, sin Chema Iborra, pero con Juan Alarcón a la guitarra, Roger Maccari al bajo y Noni Gutiérrez a la batería, el concierto de Indian Group comenzaría con Sunny, de Bobby Hebb, para poner a danzar a un público que ya no pararía de moverse al son de los indios de Silva. Y es que, sabiendo atraer a su territorio temas tan celebrados como Walking by myself, de Gary Moore; Have you ever seen de rain, de Credence; o You shook me all night long, de AC/DC, la banda haría las delicias de unos espectadores que acabarían llenando la sala a rebosar.
Entonces, ya en la segunda mitad de la fiesta en la que los Indian convirtieron la velada, aún habría tiempo para que sonaran y fueran cantadas a coro por el público canciones como Born to be wild, de Steppenwolf; Rockin´in the free World, de Neil Young; y, sobre todo, la apoteósica versión con la que la banda fundiría Let it be y Hey Jude, de The Beatles, para terminar de rendir -tras más de una hora y media de asedio- una Sala Revólver que acabaría encantada y entregada a sus héroes.