Escenarios improvisados a pie de calle, cientos de personas caminando de aquí para allá, y transeúntes sorprendidos por el ambiente. Sonrisas, comentarios, silencio, voces y coros. Despistados, curiosos, rezagados, entendidos, aficionados, amigos, desconocidos y músicos, sobre todo músicos. Músicos tocando en acústicos desnudos. Músicos sin trampa ni cartón. Músicos al pie del cañón dispuestos a tomar la ciudad para que la música marque, por unas horas, el paso de Murcia.
Todo eso, y mucho más, es el Festival Big Up! la iniciativa de Claudia Orellana y Tonny Serrano que por tercer año consecutivo sacó a las calles de Murcia a seis de las más interesantes bandas emergentes del panorama regional en la tarde-noche de ayer. Sin duda, una ocasión propicia para dejarse llevar por la contracorriente y disfrutar recorriendo la ciudad a golpe de canciones interpretadas cuerpo a cuerpo en cada calle y en cada plaza.
Así, con el grato recuerdo que en la edición pasada nos dejaron bandas como Clara Plath y Bosco, para esta acudimos puntuales a las 18:00h a la Plaza de San Juan de Dios, donde abría el Festival en su Ruta Estrella New Jungle, los flamantes ganadores del último CreaMurcia 2015, quienes, aún con su segundo EP –Feedback- muy reciente, se presentaron ante un notable público, a pesar de la hora, con importantes cambios en su instrumentación habitual. Y es que los violines, las guitarras acústicas, el xilófono y el contrabajo con los que New Jungle defendieron sus canciones fueron todo un acierto para ofrecer un sonido cálido, íntimo y cercano con el que lograron adaptarse a la perfección a las condiciones de la escena y brindar un concierto de lo más estimable.
La segunda parada en el camino nos llevó hasta la placita que se halla entre Las Caballerizas y Los Molinos del Río Segura, un precioso rincón de piedra donde The Purple Elephants, en formato dúo con Tommy Roch a los teclados y Jorge Bayle a la guitarra acústica, aprovecharon para presentar algunas de las que serán las canciones de su primer LP, un trabajo que se diferenciará de su EP debut –Flames like ruby Gems- sobre todo por el paso del inglés al español en los textos. Sin duda, un paso en la dirección apropiada si lo que desean es lograr un mayor grado de entendimiento implicación y complicidad con el público. Además, si al hecho de que brindaran por primera vez un repertorio en español le sumamos la actitud atenta, próxima y participativa que derrocharon ambos músicos, lo que nos quedó fue la sensación de haber presenciado el prometedor punto de inflexión de una de las bandas más activas del pasado curso.
Para alcanzar el ecuador de la tarde, y con el sol poniente escondiéndose tras la Pasarela de Manterola, nos apostamos frente al antiguo Mercado de la Paja, donde The MeatPies, ya estaban preparados para nosotros rodeados de balas de paja, aperos de labranza y una antigua radio que, como en el vídeo Rock and roll radio, de Los Ramones, sirvió para introducir cada una de las canciones de la banda. En resumen, una puesta en escena digna de todo elogio que dotó a The MeatPies de la ambientación más lograda del Festival y que preparó a la concurrencia, que abarrotaba el espacio, para presenciar uno de los conciertos más esperados. De hecho, un concierto que cumplió con las expectativas gracias a la calidad de temas como Hear me roar, Ready for you, Dance and swing, o What you lose, que, a pesar de haber sido lanzados hace pocos días en formato EP, ya suenan como auténticos clásicos gracias a la gran cantidad de conciertos en los que durante los últimos meses The MeatPies los han estado dando a conocer.
En la cuarta parada de la Ruta Estrella, a los pies de la Muralla de Verónicas, esperaba al público que iba bajando por las pasarelas del recinto Ayoho, la banda ganadora de la última edición del concurso Vodafone Yu Music Talent, cuyo galardón le ha permitido grabar su primer disco -Deference &Wonder- y girar por España teloneando a grandes grupos. Sin embargo, a pesar de las excelentes credenciales, debemos decir que el de Ayoho fue, quizá por el lugar excesivamente encajonado, quizá por la ausencia de micrófonos y altavoces que amplificaran el sonido, un concierto realmente discreto. Además, si a esta deficiencia le sumamos la ausencia de temas que destacaran, ni siquiera el que les dio el mencionado premio, Ayoho en conjunto no sonó a más que pop norteamericano de principios de este siglo: sofisticado sí, correcto también, pero altamente impersonal.
En la Plaza de las Flores, a eso de las 20;40h, y tras un leve malentendido de la organización a cuentas del lugar exacto del concierto, llegó la actuación de Alex Tired, un jovencísimo chico de figura frágil, aspecto desaliñado y cabello enmarañado que nos recordó en su estética a los primeros 80, unos años que, por mucho tiempo que pase, siempre significarán radical modernidad. Pues bien, estética aparte, lo cierto es que Tired derrochó sobre todo descaro y actitud, aunque flaqueó ostensiblemente por culpa de unas canciones que, a mitad de camino entre el rock y el folk, no terminaron de desarrollarse con claridad.
Ya para poner el punto final a la Ruta Estrella de este Big Up! 2015, The Stuffs, con Carlota Rosique a la cabeza, esperaban prestos en la Plaza José Esteve Mora. Y lo cierto es que, si los dos conciertos anteriores nos habían dejado un sabor agridulce, el de The Stuffs acabaría resultando clave para despedir el Festival de manera más que notable. Así, llevados por trabajadas melodías que mezclaban hábilmente pop, rock y folk, The Stuffs armaron un concierto más que digno en el que sobresalieron algunos de los temas de su primer EP –A fate with no name-, como la canción del mismo nombre o Velvet on icy wind, en la que destacaron los coros y el alto sentido de la armonía que la formación atesora. Al final, debido a la insistencia del público, y también gracias a que eran los últimos en actuar, The Stuffs obsequió a los presentes con Never look away para despedir entre aplausos esta tercera edición del Big Up! Calles.