Al igual que hicieran el Teatro Romea con el ciclo que brindó coincidiendo con la Feria de Murcia y el Teatro Circo con la fase final del concurso CreaMurcia de artes escénicas hace dos semanas, este viernes el Teatro Bernal ofreció su anticipo a la temporada teatral, que arranca en octubre, con la representación de “Queso y leche”; obra firmada por Cristián Mínguez para la Compañía Nueva Era sobre la que recayó el honor de cerrar el I Certamen de Teatro Murciano organizado por el coliseo de El Palmar.
De este modo, ante un patio de butacas que gozaría de una estimable afluencia de público, el telón del Bernal se alzaría puntual a las 21:00h para obrar el prodigio de viajar, a través del tiempo y el espacio, hasta una humilde escuela europea de 1949 en la que una abnegada maestra trataba, a base de fantasía y candidez, de escapar del funesto recuerdo de la II Guerra Mundial. Así, la mujer, convencida de la necesidad de olvidar el pasado reciente, no dudaría en alterar vocablos y trocar palabras para fundar una nueva era que estuviera libre de la sombra de la terrible guerra vivida.
Más adelante, aún sin alumnos en la clase donde la maestra reflexionaba en voz alta, irrumpiría la figura del soldado norteamericano –uniformado, joven, simpático, galán- ofreciendo a la escuela la ayuda que el plan Marshall ponía a disposición de los niños de la época en forma de porciones de queso y leche en polvo. Entonces, surgiendo entre ambos una sincera amistad que representaría el anhelo de solidaridad entre los pueblos, los dos personajes desarrollarían un interesante diálogo que no haría sino reflejar aquel que en el campo del arte opuso durante la posguerra a los partidarios de la abstracción frente a los del realismo.
En consecuencia, oscilando entre la ensoñación y la realidad, los protagonistas, apelando a la imaginación, viajarían por el mundo convertidos en dúo artístico para triunfar en Broadway, pasar un día de playa junto al Mediterráneo o actuar en un exitoso programa de radio. Así, desplegando una trama dotada de generosas dosis de ingenuidad, dulzura e inocencia, la obra acudiría al tópico literario del teatro dentro del teatro mediante numerosos guiños a géneros como el teatro de títeres, el musical o el serial radiofónico con el fin de poner en valor el deseo de los supervivientes de la gran guerra de vivir en mundo gobernado por la paz, el amor y la libertad.
Por eso hoy en día, que tantos políticos, con el único interés de convertirse en imprescindibles, ondean frívola e irresponsablemente banderas tejidas con hilos de odio, fanatismo y frustración para agitar a las masas y enfrentar a hombres, mujeres e incluso niños, quizá deberíamos todos tener más presentes que nunca las terribles consecuencias a las que nos podrían llevar semejantes líderes, si antes de que no sea demasiado tarde no les decimos que “no” y les dejamos jugando solos a sus despreciables juegos de guerra.