De vez en cuando y en ocasiones muy puntuales, la ciudad -con su tráfico, sus prisas y sus carreras- parece tomarse un respiro y detenerse para ofrecer a sus habitantes la posibilidad de alzar la mirada y contemplarla con nuevos ojos. De vez en cuando y en ocasiones muy especiales, la música -con su melodía, su ritmo y su armonía- parece conquistar calles y plazas para brindar a sus transeúntes la oportunidad de convertirse en auditorio y escucharla con auténtico placer.
Por eso, ante la ocasión que anoche nos ofreció el feliz ciclo de conciertos “Murcia en verano”, ciclo programado por el Ayuntamiento para amenizar las noches estivales de la Ciudad, no pudimos sino dejarnos atraer una vez más por la magia de la música en vivo y acudir -ya oculto el sol y superado lo peor del calor- a la presumida y coqueta Plaza de las Flores para escuchar por primera vez y con suma atención a Sara Zamora, o lo que es lo mismo, a Sara Jazz y su banda.
Así, sobre las 21:45h, entre las cenas y las sobremesas que tenían lugar en las terrazas, y también ante el público y los curiosos que se arremolinaban en torno a la fuente central, fue a hacer acto de presencia la joven cantante murciana acompañada por Ángel Valdegrama al piano y Fulgencio Molina a la guitarra eléctrica sobre un escenario que, si bien estaba desprovisto de ornamentos, también es cierto que contaba con lo justo y necesario para ejecutar con toda dignidad un concierto.
Y ya con los primeros acordes de guitarra sonando, y ya con las primeras notas de piano vibrando, pronto quedó claro que sería la voz dulce y poderosa, acompasada y protagonista de Sara la que, lejos de amilanarse ante el escenario, iba a tomar las riendas del espectáculo con firmeza para tratar de cumplir la nada fácil misión de conectar con tan variopinto respetable. De esta forma, si los temas iniciales sirvieron para trazar las tres líneas sonoras sobre las que orbitaría el espectáculo –las líneas del jazz, el blues y sobre todo el soul-, no sería hasta el tercer tema cuando la cantante comenzaría a buscar con mayor ahínco la complicidad con el público en pos de que el concierto trascendiera más allá del escenario y alcanzase las mesas y los oídos de todos y cada uno de los presentes.
Así, desarrollando un repertorio basado en la reinterpretación de grandes clásicos del jazz, el rock, el blues, o el pop, pero casi siempre en clave soul, Sara Zamora fue logrando que el recital creciera canción tras canción gracias a la forma tan sentida, personal y elegante que tuvo de llevar a su terreno temas como Every breath you take, Moon river, Somewhere over the rainbow, Stand by me o Is this love entre otros muchos. Además, si a eso le sumamos las versiones de Santa Lucía, de Miguel Ríos, y Si tú no estás aquí, de Rosana, que la murciana interpretó en español, y le añadimos los tres temas propios –Do it, You pretend y Feelings- extraídos de su primer mini álbum, Dreams, que en la noche de ayer se vendía al módico precio de 5 euros la unidad, obtendremos los argumentos que permitieron a Sara Jazz ofrecer un espectáculo de lo más variado y refrescante.
En definitiva, podemos concluir que fue todo un recital de música de aires clásicos y ritmos pausados que resultó ideal para apreciar en todo su esplendor los acertados punteos de Molina a la guitarra, los meritorios solos de Valdegrama al piano y, sobre todo, la capacidad vocal de Zamora a la hora de templar, detener y hacer avanzar las notas al ritmo deseado para acompasarse a la perfección con la música. En definitiva, todo un espectáculo en el que Sara Jazz puso a prueba su vocación y sus tablas durante casi dos horas para salir triunfante y acabar conquistando a un auditorio nada fácil de conquistar a base de simpatía, buen hacer y aptitud -mucha, mucha aptitud-.