Quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Eso lo saben bien el bajista murciano José Vicente Nicolás y Mustang. Este último es su compañero de vida, su gran hermano perruno; y falleció unos días atrás. Como homenaje, el músico reunió a un buen puñado de amigos para ofrecer un sentido y merecido recital de canciones dedicadas a Mustang.
El lugar elegido fue Sound Rock. Pese a la mala labor del técnico de sonido, el sentimiento rockero, el lenguaje poético y las ganas de demostrar el amor al amigo que se ha ido hicieron de la noche del sábado, una velada inolvidable. Comenzó puntual la poeta Nadia Kostadinova junto a la guitarra de Antonio, para musicalizar unos poemas de la autora. Tras ellos, fue el turno de Isabel a la voz y Antonio en la guitarra para revisitar clásicos del rock. Feli y Álex tomaron el relevo y ofrecieron temas propios.
Para acabar la parte acústica apareció en escena Lady Púrpura con la colaboración de Chema Iborra en la guitarra. Iván Hechicero y el propio José Vicente realizaron versiones de rock argentino (Pappo no pudo faltar). El momento más sentimental llegó cuando José Vicente agarró su bajo, se acercó a un micro y comenzó su repertorio con fotos de Mustang detrás de él. No hacía falta nada más.
Seguidamente fue el momento de las bandas. Eclypsse comenzó esta parte del festival con su rock clásico de los años 80. Trohyx fueron los siguientes en pisar el escenario. A estas alturas el trabajo del técnico de Sound Rock seguía siendo deficiente, pero el Punk Rock que tocaban suplió todo defecto.
Los Crudos se alzaron como la penúltima de las bandas con las que disfrutar en esta noche mágica y de amistad. Es como si los años no pasaran por la banda liderada por Chema Espejo, su virtuosismo crece con la experiencia. Nos ofrecieron clásicos de su repertorio como Chicana y Malos tratos. Ya como guinda del pastel Emilio Chichéri y los Trotacarreteras nos regalaron su presencia y su música. Pedro Casanova en la guitarra, Fiti Espejo en la batería, José Vicente en el bajo y Emilio Chichéri en la voz; fue la formación que nos deleitó, confirmando su buen estado de forma y su perfecta comunión con el público asistente que llenó la sala y coreó cada uno de sus temas.
Nicolás debe estar contento por ser como es, pues sin esa personalidad no tendría ni tantos ni tan buenos amigos. Cierto que Mustang ya se ha ido al cielo de los perros pero siempre estará entre nosotros como el perro del rock. Es más que un amigo, más que un compañero.