Habitualmente enfocado hacia la canción de autor y el pop underground, este pasado viernes el festival Microsonidos decidió darse un homenaje de los buenos a base de rock and roll programando un concierto doble protagonizado por dos bandas de prestigio: los lorquinos Debaho Band y los valencianos Los Radiadores.
Así, dando rienda suelta a nuestro instinto animal, afilamos nuestros dientes y nos adentramos como fieras hambrientas de rock en las entrañas de la monumental Plaza de Toros de Murcia hasta encontrar, al abrigo de sus bóvedas y arcos centenarios, el escenario sobre el que Los Radiadores ultimaban los detalles de su inminente actuación.
De este modo, a eso de las 23:30h, el cuarteto encabezado por Raúl Tamarit levantaría el telón de la velada en la Sala Musik interpretando las canciones que dieron nombre a sus dos primeros LP: Gasolina, santos y calaveras y Manual de supervivencia. En rigor, dos temas trepidantes en los que la elegancia del rock clásico se fundiría con la crudeza del punk para armar oscuras melodías sobre las que se articularía, lenta y cadenciosa, la voz hipnotizante de Tamarit.
En consecuencia, con el público rompiendo a bailar al son de Los Radiadores, la banda comenzaría a presentar “Los perros ladraron”, su tercer y más reciente disco, de la mano de piezas como Sin saber qué hacer, La última función, o Dando lecciones; temas en los que se alternarían géneros como el pop, el garage o el rock and roll para ampliar la paleta de colores y servir de base a letras que oscilarían entre la reflexión personal y la crítica social.
Más adelante, avanzando rápido, compacto y sin fisuras, el concierto atravesaría su ecuador Sin dejar de sonreír antes de internarse en una excelente recta final en la que brillarían, junto a una frenética versión de El hospital, canciones como Estás de suerte, Buddy Holly o Marte ya no nos quiere, con las que Los Radiadores le pondrían la guinda a una actuación que sería largamente aplaudida por el respetable.
A continuación, ejerciendo de anfitriones de lujo para la ocasión, Debaho Band regresarían a la capital de la Región dispuestos a reconquistarla una vez más a golpe de rock and roll. De esta manera, con su fiel legión de seguidores llevando a acariciar el lleno a la Sala Musik, los lorquinos arrancarían su recital como solo ellos lo saben hacer. Es decir, poniendo toda la carne en el asador desde el primer minuto y entregándose a su música como si, literalmente, fuera la última noche en la tierra.
Por eso, aunando calidad e intensidad en la interpretación de cada tema, los Debaho completarían una primera fase de concierto magistral en la que irían engarzando joyas como Basado en hechos reales, Curva de perdedores, De tripas corazón o Los secundarios. Entonces, alcanzando la mitad de su recital al ritmo de la exquisita versión que brindaron de La revolución, de Los Marañones, Debaho Band se lanzarían cuesta abajo y sin freno por la segunda parte de su espectáculo.
Finalmente, echando aún más leña al fuego que ya consumía la Sala Musik, la Banda del Bajo haría sonar temas tan rotundos como Titiritando, La mentira rosa o Ni banderas ni ladrones, que se alternarían con las versiones de Cerrado por derribo, de Joaquín Sabina, y Corazón de mimbre, de Marea, para ofrecer, a eso de las 2:30h y tras más de una hora y media de recital, un cierre de fiesta digno y a la altura de las mejores bandas de rock del país.
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