Último sábado del mes de enero, la chica del tiempo había anunciado lluvia para esa noche y, siendo sinceros, el frío húmedo de Murcia no invitaba a salir. Pero presenciar música en directo es una motivación suficiente para arreglarme y callejear. El local al que acudí es Qué Sabe Nadie, céntrico establecimiento que programa cada sábado un evento musical. Esa noche, era la noche de Mar de Fondo.
La cantautora murciana sorprendió a su público con un comienzo de show directo, Little Bird sonó como apertura. Flanqueada a la derecha por Lázaro tocando el violín y a la izquierda por Fernandead con su guitarra eléctrica; quien pensaba que iba a ser un recital al uso, se equivocó por completo. Y el sonido impecable, como siempre sucede cuando es Alberto García el que está a los mandos técnicos.
Aprovechó la ocasión para dar a conocer temas de su último trabajo “Entre líneas”, grabado en La casa roja bajo la producción de Fernando Ordóñez. Las canciones que lo forman ganan sobre el escenario, dándole esa frescura inmediata que transmiten cuando las toca delante de su público. La primera de las invitadas a la velada fue la rapera Dammy MC, que unió su particular forma de rimar con la voz de Mar en Un rinconcito de tu cama.
Seguidamente la cantautora francesa Maskarine fue quien subió al escenario para interpretar Escotes de poema. Tras esas colaboraciones, se sucedieron una serie de grandes temas incluidos en su disco junto a canciones no grabadas aún, como fueron Summer sky, El vuelo y El baile de los náufragos.
El local se fue quedando pequeño una vez transcurrido el primer tercio del concierto. La energía que comunica con su voz es algo que ocurre en pocos cantantes y ella tiene ese don. Para rematar la noche, Alberto García ejerció de guitarrista momentáneamente y se unió a Mar de Fondo para tocar Ghost song. Con ese inédito tema acabó una noche musical, repleta de buenas emociones y de sensaciones esperanzadoras. Es cierto que fuera estaba lloviendo, pero la música no entiende de meteorología y al público no le importó. Por una vez el agua no llegó a Mar.