En mi búsqueda de lo diferente, lo distinto y lo sorprendente me dejo llevar por los consejos de buenos amigos. Y cuando me dijeron: "Vente esta tarde a un concierto, ya verás el sitio", no me lo pensé.
Llegué con media hora de adelanto sobre el horario de comienzo del show y me paré a mirar el público que llenaba el local. El sitio es Calle la Tinta (Murcia), una tienda de ropa y tatuajes regentada por Cari y Domingo; una pareja que apuesta por la cultura más allá de lo textil y las figuras que dejan en piel ajena. Disponen de un local repleto de buenas sensaciones y predispuesto para conciertos y demás eventos culturales. Es de agradecer la existencia de un sitio así, de una mentalidad como la suya; prometieron que no va a ser la última vez que se realice música en directo. Convendría estar atentos.
Si el espacio era ya lo suficientemente atractivo, la apuesta musical que me encuentro bien merece ser comentada, pues se trata de Abereh, el proyecto en acústico de Erik (bajista de los bilbaínos Escritalla) en el que saca de su imaginación las canciones que forman Zaunka Datoz Arin (Autoproducido, 2017), su álbum de debut en el formato de guitarra y voz.
El concierto lo abre con Akordatzen, la melodía aparece y la puesta en escena crece. Y el idioma en el que está cantando se olvida, pues es tanto lo que comunica con su interpretación que sólo importa lo que llega al público. Una vez roto el hielo, caen Enbatan Arraun y Zaunka Datoz Arin (single que abre el disco). Como aportación ajena se lanza a cantar Arkansas, del cantautor norteamericano Damien Jurado.
Un trago de agua, agradecimiento a los asistentes y Erik se vuelve a poner en la piel de otro. Es el turno de Hey, Hey, My, My, del infatigable Neil Young. Para continuar el concierto, dos bombazos sonoros de cosecha propia Ezezagunera y Sei Soka. El público pide otra, Erik se sonroja, se lo piensa un segundo y ofrece Diane, de la banda de Minneapolis Hüsker Dü. La canción original es una mezcla de punk y rock alternativo, pero en la versión que se oyó en Calle la Tinta, evoluciona hacia un sonido introspectivo tal que roza la hipnosis. Enorme el trabajo de Erik.
Con un Eskerrik Asko, da por terminada la actuación. Agradeciendo en repetidas ocasiones la asistencia de los que estuvimos en el local, él, que llegaba de Euskal Herria, estaba experimentando el calor murciano del mes de julio. Y nosotros, saboreamos el placer que supone la música en directo sin importar idioma ni formato. Tan sólo, cultura para los oídos.