Dejando atrás las cadenas rotas tras tres años de condena rigurosa, este pasado domingo mientras resonaban las siete campanadas de la tarde en la torre de la catedral volví a salir a las calles para perderme al abrigo de la noche y el frío en busca de El Sur; célebre local de la bohemia murciana donde me esperaba tal como la dejé un día -hermosa, radiante y misteriosa- la música en carne viva, y ante cuyo umbral -desconcertadas- quedaron las sombras que me acompañaban.
Y así, rodeado de desconocidos entre los que nuevamente me reencontré conmigo mismo, tomé asiento y me dispuse a dejarme seducir por el embrujo de ARAE; banda de reciente creación, aunque integrada por cuatro experimentados músicos, que llegaba al escenario de la calle Montijo traída por la presentación de su “Acústico literario”; cuidada propuesta que, nacida al calor del ciclo LiteraSónica, brinda la ocasión de recorrer algunos de los más brillantes hitos que, en forma de canción, ha dejado la relación entre Música y Literatura.
De este modo, con Almudena, Ester, Raúl y Chema ya en formación, la velada daría comienzo a eso de las 19:20h con la interpretación del tema “Love song”, de The Cure, para, de inmediato, dar cuenta de cuál sería el hilo conductor que uniría las piezas del repertorio: el amor, tal como lo concibió el Romanticismo. Es decir, un amor indómito y trágico, precioso y terrible, imposible y perfecto, trascendente y absoluto. Un amor unido siempre a la muerte, pero capaz de triunfar sobre ella y prolongarse más allá del bien y del mal.
Entonces, invocando a la atormentada alma de Edgar Allan Poe, el concierto daría sus primeros pasos siguiendo la huella sonora que Radio Futura dejó junto al sepulcro -en aquel reino junto al mar- donde yace “Annabel Lee” justo antes de detenerse -de la mano de Alan Parsons Project- frente al busto de Palas Atenea para quedarse petrificado admirando el siniestro y magnífico graznido de su “The raven”.
Más adelante, el recital, alternando explicaciones e interpretaciones, cambios de voces e instrumentos, entraría en su segundo tercio recordando la leyenda de Elisa Day con “Where the wild roses grow”, de Nick Cave, para, a continuación, convocar a la cita a Leonard Cohen y Enrique Morente, quienes se reunieron en torno a la poesía de Federico García Lorca al son de su delicado “Pequeño vals vienés”.
Encarando su fase decisiva, el concierto de ARAE alcanzaría su punto álgido con la soberbia interpretación vocal con la que Almudena cantó la preciosa y laberíntica “Wuthering heights”, de Kate Bush, y con la posterior “Knokin´on heaven´s door”, de Bob Dylan, con la que el cine de Sam Peckinpah se sumó a la fiesta poco antes de que hiciera lo propio el de Fritz Lang a través de la música de Janelle Monáe.
Ya en la recta final del evento y para desear al público que llenaba El Sur unas felices “Noches árticas”, ARAE versionaría esta conocida canción de Nacho Vegas con la que dio por concluido, pasadas las 20:30h, un nuevo capítulo de su “Acústico literario”; loable y estimulante obra cuyas páginas -escritas con acordes- volverán a abrirse próximamente en la librería Futuro Imperfecto de Lorca.