Si la última vez que tuvimos la oportunidad de verlos en Murcia, allá por el Entierro de la Sardina, ya nos dejaron sin resuello, anoche, que volvían al lugar de los hechos –la Sala Revólver-, no podíamos faltar a la cita con el Rock and Roll sin descanso ni freno que siempre que vienen por aquí nos traen desde Lorca los Debaho Band; toda una banda de rock de la que pueden sentirse muy orgullosos en la Ciudad del Sol.
Así, aún con el imborrable recuerdo de aquella noche coleando en nuestra memoria, nos apostamos bien cerca del escenario para captar todo cuanto ocurriese tanto sobre las tablas de la Revólver como a los pies de estas. Y lo que pasó fue que, como en aquella ocasión, los Bebaho no dejaron nada a la casualidad y desde los primeros compases de su concierto impusieron un ritmo endiablado bajo el cual comenzaron a sucederse temas de sus dos LPs publicados: Sin freno y Basado en hechos reales.
De esta manera, sonaron Ni banderas ni ladrones, La más guapa del burdel, Negro satén, Sin freno y Basado en hechos reales antes de acompasar el ritmo con Qué difícil –cantada por José Luis Meca- y Preso –cuidado medio tiempo que desemboca en rotundo rock-, justo antes de volver a pisar el acelerador con El otro yo, La curva de perdedores y La mentira rosa, con la que Debaho concluyó la primera parte de su concierto dedicada en exclusiva a los temas propios de la banda.
Más allá del ecuador de la velada, las versiones en las que los lorquinos se han curtido como músicos fueron las que se hicieron con el protagonismo. De esta forma, Leño, Extremoduro, Rosendo, Marea, Reincidentes o M-Clan serían los que ofrecerían los temas finales al concierto, aunque, eso sí, siempre tamizados por el carácter y la personalidad de Debaho Band.
Así, Maneras de vivir, Corazón de mimbre, Jarto de aguantar –que puso a bailar a todos y fue una auténtica locura-, Las calles están ardiendo –que sonó más rápida y rockera-, Agradecido o Vicio –con la que cerraron el concierto- hicieron las delicias de todos los que asistieron al concierto de Debaho Band, una banda que jamás decepciona porque toca en cada concierto como si fuera el último.
Y es que, aparte de la presencia y la voz de José Alberto Lario, los solos guitarra apoteósicos de Alfredo Veas, la pausa de José Luis Meca, el nervio de Alfonso Quiñoreo, y el ritmo de Andrés Corbalán, si hay algo que hace única a esta banda de rock es, precisamente, que jamás se deja nada en el tintero, que jamás negocia el esfuerzo, y, por el contrario, que siempre da todo y un poquito más de lo que tiene sobre el escenario. Y eso fue, una vez más, lo que volvieron a hacer en la noche de ayer para reconquistar la Sala Revólver y convertirla por derecho propio en su segunda casa.