Asociación Murcia Canción de Autor
Murcia Canción de Autor siembra con música el Huerto Urbano de Santa Eulalia
Deliciosa velada, la que tuvo lugar anoche en el Huerto Urbano de Santa Eulalia de la mano de Murcia Canción de Autor; asociación musical dedicada a la promoción de la obra de los cantautores de la Región a través de la difusión de sus creaciones y de la organización de eventos como el que, de hecho, en la noche de ayer llegó a congregar a cientos de espectadores en el corazón de la capital.
Así, en una cita que estaría marcada por las anécdotas, las sorpresas y, sobre todo, por la despedida a la que ha sido una de las más ilustres integrantes de la Asociación –la francesa Maskarine, que, tras once años en Murcia, regresará próximamente al país vecino-, la música haría acto de presencia cuando, a eso de las 22:30h, Jesús Cutillas tomó la guitarra para brindarle al público Y no es mentira y El deseo de brillar; dos temas desbordantes de ritmo, vitalidad y optimismo que se antojarían ideales para comenzar a abonar con buena mano el terreno del concierto.
Tras él, cambiando completamente de registro, tomaría la guitarra y la voz Josué Hueso para bajar el tempo y presentar Deseo autodestructivo y ¿A quién vendiste tu tiempo?; dos composiciones de corte íntimo en las que la protagonista sería la mirada reflexiva y crítica del cantautor. A continuación, siguiendo con el carrusel de actuaciones que cada dos canciones giraría de nuevo, el turno le llegaría a Mar de Fondo, cantante de raza y talento, que interpretaría junto al jovencísimo violinista Lázaro Gómez Anxious antes de invitar al escenario a la que ha sido su gran compañera de aventuras musicales: Maskarine, con la que cantó la inteligente y sensual Escotes de poemas.
Más adelante, dándole un nuevo giro al recital, Juanse Ortín, que es una de las más recientes incorporaciones a la asociación murciana, ofrecería un tema con alma pop-rock cantado en inglés -Never more, never again- para, acto seguido, adaptar otra canción de factura propia –Cambia- a fin de rendir un improvisado homenaje a Maskarine que resultó oportuno, simpático y emotivo a la vez. Entonces, mientras los aplausos a Ortín aún resonaban en el recinto estos se reavivarían para dar la bienvenida a la gran protagonista de la noche, Maskarine, que, recogiendo el testigo de su compañero, haría sonar en español la evocadora Sin estrenar y en francés la ingeniosa Les évidences.
De este modo, acercándose al final de su primera vuelta completa, la rueda musical se detendría en Blanca Cremades, elegante pianista que interpretaría dos delicadas baladas: Guerra y paz y Polos opuestos; canción, esta última, dedicada al compositor Dani Serrano, que, precisamente, sería el que proseguiría con el concierto para insuflarle un nuevo aire a la noche murciana a base de flamenco y pop con la romántica Tus besos y la comprometida El tren por abajo y nosotros por arriba.
Finalmente, “atracando” a Berni Castaño, sus compañeros conseguirían que este subiera al escenario para tocar junto a Maskarine El último adiós y ya en solitario Mi curro en la ONCE; pieza en la que resplandecería el ingenio, la ironía y el buen humor del que es uno de los músicos más queridos de la escena regional. Entonces, concluida la primera vuelta del carrusel de canciones y músicos, estos, lejos de apearse, se harían fuertes sobre las tablas animados por el público que llenaba el céntrico recinto hasta aplicarse en una segunda ronda en la que el ritmo de las actuaciones sería aún más vivo.
Así, en esta segunda oportunidad no solo destacarían las actuaciones de Dani Serrano y Jesús Cutillas, que interpretaron al alimón Karma, o la de Juanse Ortín, que hizo lo propio con El patio, de Pablo López, o la de Maskarine, que cantó Une idée, o la de Dani Serrano, que le tributó su personal homenaje a la Región con Murcia, sino también las sorpresas y las anécdotas que se dieron hacia el final de la mágica velada.
De este modo, en cuanto a las sorpresas, la más llamativa sería la que protagonizó el “espontáneo” Víctor Escarpia, quien, observando casualmente entre el público el espectáculo, no dudó en subirse al escenario para participar en él interpretando un viejo tema pop de factura propia titulado Trucos. Sobre las anécdotas, especialmente emotiva sería la que supuso la presencia en el recinto de Antonia Flores, nieta del célebre pintor murciano Pedro Flores que, una vez concluido el recital, tuvo a bien acercarse a Maskarine para felicitarla por su actuación e intercambiar con ella -y en francés- recuerdos de su infancia vivida en París junto a su abuelo.
Y así, despidiéndonos de Maskarine con alegría por haberla llegado a conocer, aunque también con tristeza porque ahora será más difícil volverla a ver, nos alejamos del Huerto Urbano de Santa Eulalia sembrado ya de canciones que habrán de florecer convencidos de que, a pesar de que Karine Lefebvre ya no vaya a estar entre nosotros a diario, su música siempre permanecerá y su voz -jovial, profunda, dulce y exótica- nunca se terminará de ir de Murcia mientras recordemos su presencia durante las noches que vivimos en aquellos cafés bulliciosos en los que, durante el tiempo que dura un concierto, soñamos que éramos lo que siempre quisimos ser.