Aún con las luces vistiendo de Navidad las frías calles de la incipiente cuesta de enero, este primer sábado de 2017, lejos de quedarnos en casa al calor del brasero, decidimos acercarnos al céntrico Café Zalacaín para levantar el telón musical del año nuevo en Murcia dando cuenta del concierto de Blanca Cremades: pianista y cantautora de reconocida trayectoria que, para esta cita, contaría con la compañía del guitarrista Abel Laborda.
Así, ante una notable concurrencia que, a pesar de las fechas y del horario, llenó las mesas del popular café literario, a eso de las 21:15h, la cantante iniciaría su espectáculo interpretado sola al piano tres temas entre los que destacarían Bésame piano, delicada y rotunda balada que bien podría sonar en cualquier emisora de radio, y Polos opuestos, luminosa declaración de amor dedicada al también músico Daniel Serrano, pareja de la cantante.
A continuación, y ya con Abel Laborda, guitarra en mano, abordando la cubierta del Zalacaín, Blanca Cremades dirigiría su concierto hacia una fase en la que alternaría temas de factura propia, como Hauted by you o Cobardes, con versiones como Cuando los sapos bailen flamenco, de Ella baila sola, o When Susannah cries, de Spen Lynd, con la que la cantante logró emocionar al público al atreverse con su interpretación a capela.
Justo entonces, y aún con los generosos aplausos con los que el respetable reconoció la entrega de Cremades resonando en el ambiente, llegaría la sorpresa de la velada cuando ésta le cedió el escenario a Miguel Ángel Delgado, cantautor granadino afincado en Murcia, para que éste tocara a la guitarra dos temas propios –Yo maté al ruiseñor y El mundo en la boca- que sirvieron como anticipo del concierto dará junto a su banda el 28 de enero en la Sala Musik en la que será la presentación de su primer disco.
Recuperado el protagonismo cedido, Cremades y Laborda reanudarían su recital para afrontar la recta final del mismo haciendo sonar piezas en las que brillarían, por un lado, la voz siempre dulce y cálida de la cantante y, por otro lado, la precisión y la sobriedad del guitarrista. De este modo, con el piano y la guitarra acompasándose a la perfección, llegarían temas tan inspirados como Guerra y paz, Qué decir o Doblemos el mapa para redondear una velada que concluiría a las 22:30h entre aplausos y agradecimientos.
Y así, felicitándonos por haber tenido el honor de abrir en lo musical este 2017 con el concierto de Blanca Cremades, conforme abandonamos el Café Zalacaín, no pudimos, recordando el bonito gesto que la cantante tuvo para con Miguel Ángel Delgado, evitar concluir que ese espíritu navideño, que ya hoy habrá amanecido muerto para tantos, quizá podría durar todo el año si comprendiéramos que la competitividad solo debería enfocarse hacia uno mismo y que hacia los demás solo debería caber la fraternidad.