Deliciosa velada musical, la que tuvimos oportunidad de presenciar en el Café Zalacaín de Murcia este pasado miércoles. La francesa Maskarine, que llegaba a la cita con su primer disco de estudio -Bouts de moi, bouts d´émois- bajo el brazo, no decepcionó y ofreció un memorable concierto de casi dos horas de duración en el que repasó los principales temas que a la largo de estos años han ido curtiendo su propuesta sonora hasta convertirla en una de las más personales y exóticas del panorama regional actual.
Acompañada por el guitarrista Pitxu Méndez, Karine Lefebvre -voz y guitarra- dio comienzo a su actuación sobre las 23:00h en el interior de un local que minutos antes ya registraba una extraordinaria entrada para ocasión. Abrió Maskarine su repertorio de canciones con la agradable Une idée, y antes de la segunda de la noche, Le malheur des autres, subió al escenario el cantautor Juanfran Esparza para acompañar tocando el xilófono a la pareja protagonista.
A continuación, los sonidos acompasados de las guitarras de Méndez y Lefebvre, las introducciones sonrientes, las letras animadas, los estribillos pegadizos, las explicaciones oportunas y, sobre todo, la dulzura de una voz tan cálida como auténtica pronto inflamaron el ambiente del Zalacaín cautivando a todos los asistentes. Era imposible entrar en el Café y no quedarse mirándola. Era imposible escuchar y no quedarse escuchándola. Así, mientras se deslizaban las canciones con sorprendente agilidad, la atención entre la concurrencia terminaba cristalizando en un respetuoso silencio de admiración que no se quebraba más que para prorrumpir en aplausos al cesar las vibraciones de las notas en el aire.
La excelente On s´ra pas beaux quand on s´ra morts, la popular De la douceur, la evocadora On se déçoit, la simpática Ex… Qui?, la alegre Te quiero.com y la definitiva Mon fan nº 1 fueron hitos de especial resonancia en el rico concierto de Maskarine. Canciones de amores pasados recordados con gracia e ironía; canciones evocadoras donde lo onírico se mezcla con la realidad cotidiana; canciones reflexivas en las que el razonamiento cede a la idea feliz; canciones descaradas y profundas, frívolas y tiernas… El repertorio de Maskarine se desplegó como una completa escala de variados colores, tonos y temas hilvanados con el mimo de un artesano para lograr el efecto deseado. Las colaboraciones del mencionado Juanfran Esparza, que cantó junto a Karine una canción propia, o la de Dammy M.C., que cantó en De la douceur, aportaron variedad al ya de por sí entretenido espectáculo.
Cuando al filo de la 1:00h se puso fin al concierto, una importante cola se formó en torno al pequeño escenario del Zalacaín para saludar a los músicos y adquirir el esperado CD de Maskarine. Las sensaciones entre los asistentes no podían ser más satisfactorias. Por mi parte, que había vivido el espectáculo desde una cómoda posición justo en la última mesa del local, sólo pude acabar constatando la calidad y la belleza de lo presenciado.
Comments
Estuvo muy bien
Yo también estuve en el concierto y estuvo muy bien.
que exageración, por favor..
que exageración, por favor...estuvo medianamente bien, otra cosa son las relaciones personales, no mezcladlas, por favor.