Santiago Campillo desata el rock y el blues en las calles de Vistabella

Crear: 05/22/2017 - 12:23

Este pasado viernes, caminando bajo los banderines de papel y las guirnaldas de luces que engalanaban las calles del emblemático barrio de Vistabella, llegamos hasta la Plaza de los Patos para presenciar el regreso en forma de concierto de uno de sus hijos más ilustres: el genial guitarrista y compositor Santiago Campillo.

Así, justo en el mismo lugar del que partió hace ya algunos años esa metafórica “Carretera sin final” que -a veces recta, a veces sinuosa- no es sino la carrera musical que ha recorrido y seguirá recorriendo Campillo, tomamos posiciones entre las centenares de personas que decidieron acompañar al músico de Vistabella en su retorno a casa.

De este modo, como si estuviera dispuesto a sumarle la cultura americana del rock y el blues al Festival Murcia 3 Culturas que a esas horas desplegaba varias citas por la ciudad, un nutrido y variopinto público constituido por melómanos, rockeros, moteros y, cómo no, niños en brazos de sus padres, parejas, compañeros de trabajo, desconocidos, grupos de amigos, curiosos, abuelos y nietos se reuniría en torno al coqueto escenario instalado a la entrada del parque para demostrar el hondo calado que, entre vecinos y visitantes, tendría el espectáculo estrella de las fiestas de Vistabella.

No obstante, sería un poco antes –pasadas las 21:00h- cuando daría comienzo la velada gracias a la actuación de los jovencísimos Pleyel; enérgica banda de rock formada, precisamente, en Vistabella que aprovecharía la oportunidad para presentar en casa su primer EP de título homónimo editado el pasado mes de febrero. Más adelante, superadas las 22:00h, llegaría el turno de Indian Group; experimentada banda de versiones de clásicos del rock que cuenta entre sus filas con músicos de la talla de Chema Iborra y está liderada por el siempre inquieto y carismático Indio Silva.

En consecuencia, con el ambiente debidamente caldeado, el plato fuerte de la noche se serviría caliente al filo de la medianoche cuando, acompañado por Dani Mora al bajo y Joaquín Bermejo a la batería, Santiago Campillo hiciera sonar Sábado a la noche para poner a bailar a todos al compás de ese eterno rock and roll que firmara en 1978 el argentino Moris. Entonces, con la atención del público ya fija en él, el guitarrista interpretaría una sucesión de temas de su primer LP en solitario como Alfonso, rock de ritmo serpenteante y letra calavera; Carretera sin final, frenético rock and roll de irresistible corte clásico; o Sola, delicioso blues que pausaría el tempo del recital.

Más adelante, acercándonos hacia el ecuador del concierto, Campillo se desharía en extraordinarios solos de guitarra en los que cabrían incluso guiños al Bolero de Ravel para introducir versiones como Voodoo Child, de Jimmy Hendrix; Johnny B. Good, de Chuck Berry; o Desconfío, de Pappo Napolitano. De esta manera, rindiendo homenaje a aquellas influencias que siempre han acompañado al de Vistabella, encararíamos la recta final de la velada mirando por el espejo retrovisor para rescatar Donde el río hierve y Un buen momento, dos canciones pertenecientes a la época dorada de M-Clan.

Finalmente, con el público demostrando estar, no solo a la altura de las circunstancias cantando y bailando sin parar, sino también en plena forma agotando las existencias de cerveza del recinto, Campillo y su poderoso trío concluirían su concierto de rock y blues saludando desde lo alto del escenario a un barrio de Vistabella que, un año más, supo dar con la clave para organizar un espectáculo musical de calidad y rodearlo de ese ambiente cálido, acogedor y genuinamente popular que tiñe las fiestas de nuestros barrios y pueblos más entrañables.

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