Reparto de puntos, el que se ha producido esta mañana en La Condomina entre UCAM CF y Real Murcia, los dos equipos de la ciudad del Segura que, inmersos en sendas rachas negativas, llegaban al derbi con más necesidades de enmendarse que esperanzas reales de alcanzar el liderato del grupo IV de la Segunda B.
No obstante, rozándose el lleno en las remozadas gradas de La Condomina, la que sí respondería a la llamada del fútbol sería la afición y, concretamente, la del Real Murcia, que ya desde los instantes previos al comienzo del partido se dejó sentir alrededor del estadio llenando de ambiente y colorido las calles del centro de la ciudad.
Así, consciente de que la llegada del Real Murcia a La Condomina más que una visita constituía un regreso a casa, la afición pimentonera acabaría tomando masivamente el feudo que hoy regenta el UCAM CF para vestirlo de gala volviéndolo a vestir de grana. Sin embargo, a pesar del buen ambiente reinante en las gradas, lo cierto es que el partido en su primera mitad resultaría escasamente vistoso debido, por un lado, a la pugna que mantuvieron granas y azulones en el centro del campo y, por otro lado, al escaso ritmo de juego que permitió un colegiado excesivamente escrupuloso a la hora de señalar faltas.
En cambio, ya en la segunda mitad los dos conjuntos tratarían de buscar con más alegría la meta rival sabedores de que el empate no beneficiaba a ninguno de los dos. Así, mostrando mejor cara que el Real Murcia en este segundo acto, el UCAM comenzaría a contar desde los compases iniciales de la reanudación con buenas ocasiones que a punto estuvieron de ser trasformadas en gol por Marc Fernández e Isi Ros. De este modo, con el UCAM imponiéndose en el juego al Murcia, el gol universitario acabaría llegando cuando a diez minutos del final un remate escorado de Colinas tocó lo justo en Orfila para alojase en la portería grana.
Así, casi sin tiempo para reaccionar y con un UCAM que estaba siendo mejor sobre el terreno de juego, los pimentoneros, lejos de tirar la toalla, tratarían de poner cerco a la portería universitaria tirando de casta. De esta manera, en uno de esos arreones de coraje a los que se entregaron los jugadores del Real Murcia en los compases finales Chrisantus acertaría a culminar una buena jugada de banda llevada por David Forníes para poner en el 90´ un empate a uno que ya sería inamovible.
Finalmente, por todo lo visto sobre el cesped y por todo lo vivido en las gradas del viejo estadio de La Condomina, quizá lo más destacable no haya sido el resultado final ni el juego que han brindado los dos equipos, sino más bien esa afición murciana –pimentonera o azulona- que, llenando de colorido, ambiente y pasión las gradas, ha sabido rendir el homenaje que se merecía a un estadio mítico como La Condomina. Hoy, más que nunca, casa de todos.