Carlos Vudú no dejó cuentas pendientes en el Garaje Beat
Para comenzar esta crónica sobre el concierto que anoche brindó Carlos Vudú en la murciana Sala Garaje Beat Club primero deberíamos reconocer que, no ya en la música, sino en cualquier ámbito de la vida, es muy difícil suscitar un grado de unanimidad tan alto en torno a la calidad de un proyecto como el que está logrando alcanzar alrededor del suyo este joven y, a la vez, experimentado guitarrista murciano.
Y es que, quien más y quien menos, todos, ya sean afamados productores de prestigio o reputados críticos de prensa, ya sean emisoras de radio especializadas o canales de televisión nacionales, han terminado por valorar las bondades de este músico hasta llegar a considerarlo como una de las principales figuras emergentes de talla nacional destinadas a marcar el nuevo rumbo que habrá de seguir el rock español en el futuro. De hecho, nosotros, desde murciocio.es, ya en abril tuvimos ocasión de dar cuenta de ello con motivo de la lujosa y colorida presentación de su segundo LP, Gigantes, en el Teatro Circo de Murcia.
Por todo esto, a nadie le debe extrañar demasiado que, a pesar de tocar un domingo por la noche, el Clan Jukebox con Carlos Vudú a la cabeza lograran llenar más de medio aforo de la amplia Sala Garaje para realizar la segunda presentación en Murcia de su mencionado nuevo trabajo ofreciendo un concierto más íntimo, cercano y garajero en un local que, debido a su fisonomía y a su acústica, quizá se percibió como más propicio que el Teatro Circo para poder disfrutar en mayor medida de la calidad que esta banda atesora en sus directos.
Así, con un ambiente más que agradable en la Sala y con los músicos ya preparados sobre el escenario, Carlos y su banda -en la que formaba por primera vez Quino Lucas al piano- arrancaron su espectáculo con la intensidad que demandaba la ocasión para poner a bailar al respetable a base de una cuidada selección de canciones extraídas de sus dos discos publicados, Cartas Marcadas y el ya mencionado Gigantes. De esta manera, temas que ya se han convertido en clásicos como Tratados de soledad, Mientras puedas o Cartas marcadas -con su característico homenaje dentro de la misma a Like a rolling stone-, fueron alternándose acertadamente con canciones de nuevo cuño como Gigantes, Ha vuelto el petirrojo, Arena y sal, Cuentas pendientes, Uno de los nuestros, Mira donde estoy o El rock de las cloacas. Sin duda, todo un repertorio que por su categoría y su variedad hizo las delicias de la concurrencia y que, además, tuvo, en una versión traída al estilo vudú de El límite, un bonito guiño para rememorar al grupo de Javier Andreu, La Frontera.
En definitiva, más que a un concierto, a lo que anoche tuvimos ocasión de asistir fue a una fiesta: la fiesta de la música y, en particular, a la fiesta del nuevo rock español; un nuevo rock en el que todos creemos que tendrá mucho que decir el Clan Jukebox porque en este caso, y como dice la canción, el espectáculo fue completo y no quedaron "cuentas pendientes".