Los últimos bañistas y Lebowsky iluminan la noche de san Juan
Ayer, mientras en cientos de localidades costeras las hogueras teñían de fuego y fiesta las playas y los cielos de la noche de san Juan, nosotros decidimos permanecer tierra adentro para acudir a la céntrica Sala REM de Murcia, donde a eso de las 23:00h estaba programado el segundo de los conciertos que este año iban a celebrarse en la ciudad con motivo de la Fiesta Internacional de la Música.
Así, atraídos por los nombres de las bandas que conformaban el cartel de la velada -Los últimos bañistas y Lebowsky- cruzamos el vestíbulo del amplio local dispuestos a dar cuenta de las actuaciones de estos dos conjuntos que, además, venían a presentar sus trabajos más recientes: Los últimos bañistas su segundo LP, Expedición; y Lebowsky su álbum debut, Turntable; ambos editados en 2015.
De esta manera, con todo listo en el escenario, los primeros que hicieron acto de presencia sobre las tablas de la Sala REM fueron Lebowsky, una banda que, a pesar de tener poco más de dos años de vida, está integrada por músicos de largas trayectorias provenientes de grupos como Braslips o Schwarz, y que han encontrado en esta propuesta común el lugar apropiado desde el cual elaborar nuevas melodías sobre la base del gusto que les une por el pop psicodélico, bailable y futurista.
Así, caracterizándose por los largos y ágiles desarrollos instrumentales en los que destacaron sus marcadas bases rítmicas, el protagonismo de los teclados, la presencia de la guitarra acústica de doce cuerdas flanqueada por las eléctricas, los coqueteos con la distorsión y los guiños constantes a la electrónica, Lebowsky ofreció un más que interesante concierto en el que muchos de sus numerosos seguidores no pararon de bailar al son de temas como Finish the show o Go away.
Más adelante, a eso de las 00:20h y operados los cambios de rigor sobre el escenario, los que se subieron a las tablas de la Sala REM fueron Los últimos bañistas, la banda de pop-rock indie liderada por el gallego Manuel Gil que, tras sufrir un paréntesis obligado de casi tres años en su trayectoria, retomó su actividad a finales de 2014 para demostrar que ese tiempo de silencio obligado no lo fue de inactividad y que, en consecuencia, sigue siendo una banda radicalmente actual.
De este modo, a pesar de la hora y de ser jueves, Los últimos bañistas saltaron al escenario como quien salta sin miedo a la piscina para brindar una primera mitad de recital en la que las canciones del nuevo LP se alternaron con las de su anterior trabajo, de título homónimo y editado en 2011. Así, desplegando sus melodías plenas de guitarras rasgadas, punteos luminosos, vertiginosos cambios de ritmo, letras concisas, acertados coros y estribillos marcados, Los últimos bañistas brillaron especialmente con la interpretación de canciones como El favor de la duda, El gran apagón o Nadia.
Metidos ya de lleno en la segunda mitad del concierto, el protagonismo pasaría a ser exclusivo para los nuevos temas de la formación que han visto la luz desde 2015 hasta el presente 2016. Así, apretando si cabe más el acelerador del recital, Los últimos bañistas completarían un tramo de concierto verdaderamente fulgurante en el que se sucedieron, rotundas, las interpretaciones de canciones como Fugaz y confuso, Expedición y La carrera del oro.
Afrontando la recta final del concierto, el rock más furioso y desaforado se haría patente gracias a temas como Un día con el diablo y, sobre todo, con Dinero, frenética canción con la que Los últimos bañistas coronaron un concierto que no hizo sino confirmarlos, siguiendo la línea sonora de bandas tan consagradas como Lori Meyers, como una de las bandas regionales con mayores posibilidades para hacerse un hueco en el panorama nacional.