Xoel López, pop atlántico bajo el sol mediterráneo
Nada más terminar la actuación en el Escenario Radio 3, y casi sin tiempo para llegar a la primera canción, comenzaron a sonar desde el Escenario Estrella de Levante -el principal- los acordes de la recordada Que no para abrir por todo lo alto el concierto de Xoel López. Sin duda, una de las citas más relevantes del Festival, que por su categoría seleccionamos como la segunda de nuestro itinerario, y que por su importancia llegaría a reunir a más de 10000 personas alrededor suyo a eso de las 19:30h.
Ya calientes, no sólo por el arrollador inicio, sino sobre todo por el implacable sol mediterráneo que a esas horas caía a plomo sobre todos los presente, Xoel y su banda decidieron largar velas y poner proa en busca de las melodías más suaves y acompasadas del pop atlántico que el gallego lograra sublimar allá por 2011 tras su larga aventura vital americana. Así, llevados por temas como Desafinado amor o La gran montaña, pronto el recién iniciado recital comenzó a transitar por unos cauces más íntimos, reflexivos y evocadores.
A continuación Xoel presentó Todo lo que merezcas, una nueva, interesante y animada canción con aires de ranchera que, a pesar de su cobertura musical ciertamente romántica, encerraría una letra llena de fina ironía y despecho. Tirando de temas con mayor solera caminamos por las veredas de Buenos Aires y asistimos a la luminosa Reconstrucción, toda una confesión vital, emocionante y valiente, que logró conectar profundamente con el público. La melancolía, la añoranza, el viaje sin fin y sin final, y hasta el desamor más desconsolado fueron evocados por Tierra y Por el barrio viejo justo antes de que Xoel presentara otro nuevo tema, A serea e o mariñeiro, un auténtico cantar galego que conectaría al músico con la poesía de Rosalía de Castro y nos haría recordar la mítica Tristura que, con letra de la poetisa, ya compusieran Los Piratas para su cerrar su memorable Manual para los fieles.
Sin dejar de navegar por las latitudes atlánticas de la música de Xoel López, nos dejamos llevar por la guitarra española, la melodía suave, y los coros de El hombre de ninguna parte. Y tras Caballero, el gallego volvió a obsequiarnos con otra nueva perla –no ensangrentada- de su nuevo cultivo de composiciones, Yo solo quería que me llevaras a bailar, una canción que por su aire retro, su ritmo bailable y su vocalización en falsete evocó a la música dance de los 70 mostrando una innegable vocación de single.
Ya en la última parte del recital, Xoel encaró la breve recta final con Historia universal para acabar culminando con Piedras y arena mojada. Así, en definitiva, tal y como esperábamos, pudimos certificar la categoría de un concierto que satisfizo sobradamente las expectativas y que sirvió para constatar, una vez, más la calidad y la profundidad de una de las trayectorias musicales más sobresalientes de su generación.