Cuando llegas a un local repleto de público expectante y encuentras un escenario con dos guitarras, un ordenador, tres pedaleras de efectos y un micro, sólo puedes pensar en cuándo saldrá la banda a tocar. Pero no. Quien iba a poner de largo su último disco era Alberto García.
El joven y brillante músico vallisoletano ofreció todo un recital de buenas maneras y magnífica ejecución ante la presentación oficial de su “Welcome to my story” en las tablas del Monkii Bar y a la venta en todas las plataformas digitales. Un álbum formado por música instrumental, dividido en varias partes y en el que García habla y expresa lo que lleva dentro mientras toca todos los instrumentos que lo forman.
El concierto comenzó puntual y con clase, como no podía ser de otra manera, con las dos partes que forman The Travel. Un vuelco da el corazón cuando descubres que las notas que oyes se convierten en pura emoción. Alberto se dio varios lujos esa noche. El primero fue reproducir Guitar Storm tan sólo con guitarras (sonaban cuatro a la vez) mientras que hacía sus solos con una estelar PRS roja. Herramienta de maestros. Combinaba eléctrica y española a partes iguales en una especie de danza sensorial en la que tenía embaucados a todos los presentes. Sus manos suben y bajan del mástil a una velocidad endiablada. Todo lo que toca es lógico, elegante y sentimentalmente cautivador. Sus influencias declaradas van desde Mike Olfield hasta la música celta, pasando por la new age. Pero con un estilo propio, reconocible e inimitable.
Su creatividad le llevó a anunciar como guinda a la noche que lo oído eran composiciones nuevas. Excepto 13 minutos, el resto lo preparó en exclusiva para ese concierto. Toda una declaración de intenciones sobre lo que puede llegar a desarrollar.
El siguiente lujo fue improvisar los últimos minutos de show con una guitarra española. Apoteósico final para una noche que no será fácil de olvidar. En definitiva estamos ante uno de esos músicos que aparecen cada mucho tiempo en el mundo cultural. Y tenemos la suerte de tenerlo entre nosotros. Porque sabemos que le queda poco para ser conocido en el resto del país. Alberto García es el presente y el futuro de la música con mayúsculas. Alberto García es la belleza de la rabia.