Me adentro en el mundo musical del productor y músico Alberto García. Quedamos en sus estudios (AGH Studio), muy poco dado a conceder entrevistas, se encuentra en plena promoción de su flamante nuevo disco Rainbow. Juega en casa y eso le calma, hace que todo fluya mejor. Saco la grabadora, la cámara de fotos y comenzamos. Pero antes de empezar García advierte: "que no sea larga, voy a ir a ver el concierto de un amigo". Músico al 100%.
¿Nuevo disco y nuevo concepto sonoro?
En parte sí, he experimentado mucho más y he sido mucho más meticuloso con Rainbow que con mi anterior disco, lo he hecho menos lineal para cambiar el concepto tan monótono que tuvo mi primer disco.
Lo que se nota es una evolución en el uso de instrumentos ¿Buscada o encontrada?
Totalmente buscada, estuve una semana con el disco compuesto y esperando a grabar porque necesitaba comprarme una guitarra acústica nueva y arreglar la guitarra española, que estaba rota. No podía empezar a grabar, quería utilizar absolutamente todos los instrumentos que estaban en mi mano.
Hasta has metido voces.
Sí, bueno, en la primera parte pongo una que parece de ultratumba o subliminal, y en el final de la segunda es un coro en el que participo yo y tres colaboradores, que son Salva Gascó, Ramón Romero y Rubén Ayllón. No me suele gustar el tema de poner voces pero cuando la composición lo pide a gritos no me puedo negar.
Rainbow es un disco conceptual. ¿No temes que, hoy día, no se entienda ese tipo de trabajos?
No, soy plenamente consciente de que puede haber mucha gente que no lo entienda, pero arriesgarse forma parte de la vida del músico, muchos grandes músicos y grupos también fueron conceptuales en su época y se arriesgaron y les salió bien la jugada. No obstante, yo estoy satisfecho con el resultado y eso es lo que más me importa.
Veo Rainbow como una obra de luz y color ¿ se concibió así?
Sí, yo siempre he hecho música triste porque así me salía, quizá porque mi vida no ha sido precisamente un camino de rosas, pero ahora por primera vez en mucho tiempo soy feliz, en gran parte gracias a que salí del armario, y con Rainbow he querido expresar eso, como de una época gris que ha durado mucho tiempo, he pasado a una época de luz y color.
Escribes tu música, la produces, la tocas... ¿te sientes miembro de un nuevo Renacimiento artístico? (Donde el músico lo hace todo).
Pues nunca me lo había planteado, yo creo que a todo músico que sea músico por vocación le resultaría fácil hacerlo todo. La mayoría de músicos que conozco están en grupos, pero aparte cada uno hace sus cosas, y a mí eso me resulta muy interesante y lo admiro mucho.
Hemos hablado del concepto musical de Rainbow, pero ¿cuál es el concepto personal?
El gay power (risas). Rainbow es la historia cronológica de mi experiencia con mi homosexualidad. Por ejemplo, los tres primeros minutos del disco son un tanto misteriosos y representan el momento en el que me empecé a plantear que era homosexual, luego hay una parte que expresa una lucha interior que tuve para aceptarla y termina con un solo de guitarra épico y así va avanzando sucesivamente...
En febrero comienzan las presentaciones ¿cómo planteas los conciertos?
Muy sencillitos. El día diez toco en Qué Sabe Nadie y va a ser una secuencia con el backing track del disco: yo tocando las guitarras solistas y a lo mejor proyecto un vídeo. A mí me encantaría tener a diez músicos a mi disposición para hacer un macro-concierto de Rainbow, pero es lo que hay, ja, ja, ja.
¿Ya con ideas nuevas para un próximo proyecto?
Tengo varios proyectos. Uno es un dúo junto con la cantante Mar de Fondo, que se llama 'Flights And Oceans', luego tengo otro a largo plazo en el que quiero hacer otro estilo muy diferente, pero no dejaré de hacer lo que suelo hacer.
Para finalizar, ¿el futuro de la música está en grabar discos, en tocar en directo o en ambas?
Yo diría que en ambas, aunque depende mucho del grupo o artista.