Destruye el mundo

Dejando aparcado el Seat Panda en las inmediaciones de la Plaza de Toros de Murcia, este pasado sábado 25 de mayo salimos a caminar por las calles de la ciudad en busca de algo nuevo y bueno de verdad que pudiera calmar nuestra hambre enfermiza por conocer y dar a conocer.

Y así, dejándonos atraer por el rumor de concierto que parecía emerger de un local ya cercano a nuestros pasos, empujamos la puerta del bar Juno 66 para hallar en su interior justo lo que deseábamos encontrar: una banda de rock presta para entrar en acción y dispuesta a ofrecer su música mirando al público a los ojos sin vallas antiavalancha ni distancia de seguridad.

De este modo, con todo listo para vivir una velada íntima de la mano de Fernandeads -cuarteto formado por Rosa Harley, Rober Tonga, Bea Benton y el propio Fernan Dead-, el humilde recital que se había atrevido a desafiar con orgullo -casi suicida- al coloso de los hermanos Muñoz daría comienzo a eso de las 22:15h para brindar como hilo conductor las canciones incluidas en su más reciente disco, Destruye el mundo, 2024.

Entonces, abriéndose camino cuerpo a cuerpo y a golpe de rock, indie y punk, los Deads recorrerían raudos la fase inicial de su concierto ofreciendo temas tan redondos como “La otra realidad”, “Las horas muertas” o “La ciudad está ardiendo”, que servirían, además, como carta de presentación de una banda cuya personalidad sonora se mostraría fuertemente marcada por la agilidad en el ritmo, el protagonismo de las guitarras eléctricas y la constante presencia de unos coros con los que Rosa y Bea -bajo y guitarra, respectivamente- impulsarían sus composiciones.

Más adelante, alcanzando el ecuador de su recital, Fernandeads se aplicarían sin descanso en  una prodigiosa sucesión de temas conformada por “Tanto por vivir”, “Me gustan las pelis de los 70”, “Aroma de viernes”, “Contracorriente”, “Hay un lugar”, “Sin estar contigo” y “Nada como el sol” con la que la banda demostraría su capacidad para componer hits que alternarían, por un lado, el rock y el punk que nacen de su irrefrenable atracción por la oscuridad; y, por otro lado, el pop y el indie que emanan de la contemplación reflexiva, y a veces onírica, de la cotidiana realidad.

Ya en la recta final, el cuarteto aún tendría tiempo para interpretar ese brillante sencillo de inspiración Ilegal que ha dado título a su disco, “Destruye el mundo”, e incluso de hacer sonar en el bis el mítico “Autosuficiencia”, de Parálisis Permanente, antes de concluir, a eso de las 23:30h un concierto que -en lo fundamental, que es lo musical- nada tuvo que envidiar a ningún otro.

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