Crece con los años
En la noche del último cambio horario del año, el frío se mueve por la ciudad de Murcia haciendo saber a sus habitantes que ya es suya y que no se irá hasta meses después. Justo en esa noche de raras sensaciones, angustiosas visiones y miradas de soslayo evidenciando un rencor inventado, es cuando la música protagoniza mis pasos o, al menos, permito que ella sea la estrella de la noche. Busco música en directo, buena música en directo. Voy camino de la Sala Revólver porque sé que ahí no fallaré.
Era la presentación en sala del disco “El verano de la cenizas” (Flor y Nata Records, 2018) de Bobito. El grupo liderado por Roberto López (Clara Plath) está compuesto además por Edu en las guitarras y las voces; Miguel Ángel (Clara Plath) en el bajo y Juan Antonio Ros (Ross, Los Chamanes, entre otros) a la batería. El show se abre con Instrucciones de vuelo. Las cartas sobre la mesa, enseñando las características de la banda: Guitarras agudas y emocionantes, bajo potente, voz especial para estas canciones especiales y una batería que suena como una apisonadora en perfecta harmonía y ejecución.
Siguen cayendo temas: Reina de la velocidad, Induráin y Damon; tras lo cual Roberto agradece la asistencia al público y sus sinceros aplausos. Suena Sexy y, a continuación el single de presentación que lleva semanas en la mente de los que allí estábamos: Celofán. Es una canción que hipnotiza desde la primera escucha, un clásico de nuestro tiempo desde que fue compuesta. Se trata de una mezcla perfecta entre una letra directa y un sonido demoledor donde todos los componentes tienen su momento y donde los instrumentos protagonizan la escena.
Hay una unión perfecta entre el cuarteto. Se miran de reojo y es suficiente, se mueven y ese gesto ya lo entiende el resto. Magnífico ejemplo del resultado tras el trabajo bien hecho. Durante el concierto recordé que hacía justo un año que Rober me habló de Bobito, por aquel entonces proyecto sin nombre, y que estaba entusiasmado por componer canciones en castellano. Han merecido la pena los ensayos, las horas invertidas y la creación de nuevas composiciones.
Desparpajo en las tres últimas canciones del setlist. Una nueva, que aún no tiene nombre; versión de Piratas con Cuando te duermas; y No hay nada como punto y final.
Acabado el concierto era el momento de darles la enhorabuena, dejarles recoger el equipo y encaminarme hacia el frío de las calles repletas de gente. Qué alegría ver cómo gusta la buena música, cómo hay locales que apuestan por bandas de esta índole y por ser testigo de una historia musical y personal que cree con los años.