El Big Up! envuelve de música las calles de Murcia
La segunda edición del festival callejero Big Up! brindó en la tarde-noche del sábado a los murcianos la posibilidad de recorrer su propia ciudad como pocas veces pueden hacerlo, concretamente al compás de los conciertos que fueron alternándose a lo largo de 12 escenarios distribuidos en 2 rutas urbanas diferentes.
Así, este sistema, basado en espectáculos de formato reducido y muy limitados en tiempo, apenas 30 minutos por actuación, dio la oportunidad de tocar a pie de calle a 6 bandas locales que debieron realizar dos representaciones, una en cada una de las dos rutas, para que los asistentes que recorrían cualquiera de los dos itinerarios pudiesen completarlos escuchando a la totalidad de los grupos.
Además, esta original y nómada propuesta cultural ideada por Claudia Orellana y a Antonio Serrano, que trata, por un lado, de promocionar a músicos locales emergentes y, por otro lado, de propiciar el encuentro sin barreras entre estos y el público más diverso, contaba con el aliciente de colocar a los músicos frente a frente con una serie de críticos y cazatalentos camuflados entre la variopinta concurrencia.
A pesar de las amenazas de lluvia, y del aguacero que de hecho cayó alrededor de las 18:00h sobre la ciudad, lo cierto es que la mayor parte de la cita musical pudo desarrollarse sin percances destacables. Nosotros comenzamos nuestro sonoro paseo vespertino por Murcia a eso de las 19:20h enganchándonos a la denominada “Ruta Oro” a la altura de la plaza de la Torrecilla, recóndito espacio encerrado entre calles salón y situado a la espalda del convento de las Claras. Bantastic Fand era la banda que actuaba, y lo hacía encajonada entre tres paredes que dificultaban su visión y ahogaban su marchito sonido. Sin duda, malas condiciones para empezar.
Sin embargo, más allá de lo inadecuado del lugar elegido para dar el concierto, debemos reconocer que el grupo puso más bien poco de su parte para salvar estas adversas circunstancias. Así, aunque la propuesta musical de Bantastic Fand, basada en los sonidos más auténticos del rock americano y cuajada de ritmos que van desde el folk hasta el country, bien pudiera haber resultado de lo más atractiva a primera vista, la verdad es que el desarrollo del espectáculo resultó de lo más plano y anodino. En ningún momento esta banda formada por expertos y solventes músicos de dilatadas trayectorias hizo el más leve intento por contactar y comunicar con un público que escuchaba una música que daba la sensación de ser una mera copia sin alma de las creaciones originales que la habían inspirado. Al final, treinta y cinco minutos de concierto que se hicieron largos y pobres sensaciones entre el respetable.
Así, salimos caminando hacia la plaza de Santo Domingo con la esperanza de tener más suerte en la siguiente parada. Debajo del mítico ficus de la antigua plaza del Mercado todo estaba dispuesto a eso de las 20:00h para que Súper Ocho comenzara su recital. Entre las primeras cosas que llamaban la atención de la banda estaba la selección de instrumentos con que se presentó ante el público: contrabajo, acordeón y ukelele eléctrico, además de la batería de rigor.
Con la bella y competente María Sánchez a la cabeza como voz protagonista, el grupo derrochó durante veinticinco minutos todo el desparpajo y la actitud que habíamos echado en falta en la actuación anterior. Así, a pesar de que esta propuesta musical, basada en sonidos más pop y menos profundos que los de la anterior banda, pudiera haber jugado en su contra, lo cierto es que resultó mucho más agradable y animada en su conjunto. Ritmos rápidos, estribillos pegadizos, melodías armónicas y una potente y cálida voz fueron las credenciales de este joven grupo. Las ganas de tocar, no sólo para ellos, sino principalmente para el público que se había concentrado alrededor de ellos, fueron palpables y determinantes a lo largo de toda la actuación para acabar provocando la satisfacción general entre los asistentes.
La tercera parada en nuestro camino musical por las calles y plazas de Murcia nos llevaba al patio interior del campus de la Merced, donde a las 20:40h estaba programado el concierto de Bosco. Aprovechando las escalinatas del edificio antiguo como improvisadas gradas y usando el mencionado patio como auditorio para la ocasión, tuvo lugar la mayor concentración de público hasta ese momento, ya que en torno a unas 800 personas se arremolinaron en torno al grupo con gran expectación por verlos actuar.
La verdad es que tal expectación resultó estar plenamente justificada, ya que Bosco se iba a convertir por puesta en escena, actitud, originalidad y talento puro en el grupo más sorprendente de los que tuvimos ocasión de ver. Así, como una endiablada caravana de gitanos canallas y místicos, Bosco tomó el patio de la Merced desde los primeros compases de su actuación. Los ritmos más étnicos y folklóricos, desde Rumania hasta Grecia, y pasando por Los Balcanes, se mezclaron con pasmosa armonía con los sonidos más actuales del Reggae o el pop.
La envolvente y descarada personalidad de su líder, que se desenvolvía como pez en el agua ante el público, y lo acertado de las introducciones a las canciones, que, a modo de monólogos teatrales, hacían referencia a lo bucólico, a la pastoril y al mito de la edad de oro, terminaron por completar un espectáculo musical de lo más rico y variado. El entusiasmo del respetable cuando al final de la actuación se soltó por sorpresa una paloma, quizá mensajera, quizá de la paz, fue tan clamoroso que la banda se vio obligada a ceder ante las peticiones de un bis e interpretar una canción más, a pesar de no estar programada en el breve concierto.
Como último plato, y como plato fuerte, se presentaba la banda Clara Plath en el patio del MUBAM. Con un cierto retraso, que no vino mal a nadie tras el alargamiento de la actuación anterior, el recital de esta formación murciana dio comienzo sobre las 21:35h. De nuevo con gran asistencia de público, la poetisa Clara Plath empezó a desgranar un interesante, pero breve, repertorio que tuvo en Like a whisper su primer hito y en Like a rocket su última pieza. Lo más llamativo de este grupo sin duda no es su propuesta musical, que transita entre las diferentes vertientes del rock más contemporáneo, sino la arrebatadora y cautivadora presencia de su heroína, Clara Plath, auténtica alma y voz cantante de este conjunto que, a pesar de sufrir los rigores del peor sonido de la noche, supo ofrecer un espectáculo musical en el que su voz logró hacerse oír y hacernos temblar. Al final, aplausos y satisfacción general para cerrar esta interesante tarde-noche de música por las calles de nuestra Murcia.