Testigos de la vida del rock
Siempre es buen momento para asistir a un concierto, eso lo tengo claro. Pero cuando se presenta la oportunidad de poder ir a ver a grandes figuras del rock en castellano, pues las ganas por acudir son mayores. El sábado, 12 de mayo, mientras iba camino de Sala Rem, pensaba en todas las ocasiones en las que había cantado las canciones que esa noche iba a oír en directo. No se me iba de la cabeza la melodía de ninguna de ellas. La ilusión por ver comenzar el concierto crecían. Llego a la puerta, entro y me pongo en primera fila. A los pocos minutos, empieza el show.
Abre la velada Javier Miñano; músico nacido en Murcia, criado en Elche y residente en México. De esa mezcla sólo puede salir buena música. Y así fue. Tan sólo con voz y guitarra acústica hizo un repaso a su nuevo disco "Abismo" (Océano Music, 2018). Gran acogida entre el público, que disfrutó de temas como Lo que pudo pasar, Jugando a perder o la reconocible Abismo. Buena mano tiene Miñano para ofrecer su poesía hecha música. Muy interesante voz que, por desgracia, viene poco por aquí. Reclamamos su regreso por estas tierras, merecemos verlo más veces.
Una vez hecho el cambio de instrumentos y de músico en el escenario, llegó la hora de Rubén Pozo y su banda. Una clásica formación de voz y guitarra rítmica (Rubén Pozo), bajo (Ángel Herranz), guitarra solista (Manuel) y batería (Simón Cordero) que hizo las delicias de los presentes. Pop para niñas, Chavalita y Todo pa´lante fueron sus primeros disparos. "Contento por estar de nuevo en Murcia", en palabras del propio Rubén, fue la frase con la que arrancó los aplausos de un público ya entregado desde el principio. Su visita a la Rem estaba justificada por la presentación de "Habrá que vivir" (Sony Music, 2018) y en él se basó casi todo el repertorio.
Eso sí, pero sin olvidar pasar por canciones de sus dos anteriores trabajos. Como ejemplos: Nada más, Pegatina y La chica de la curva. La puesta en escena de Pozo y los suyos es bien sencilla: tocar rock sin más, con letras que encuentran receptor en todo momento y con una actitud nada chulesca, pero sí triunfante, pues Rubén Pozo lleva en la música desde comienzos de los noventa con Buenas noches, Roses y, con esa formación llegaría el éxito masivo: Pereza.
De esa época rescató Matar al cartero, Grupis y Margot. Justo los temas más rockeros de aquel dúo que triunfó hasta su separación en 2011. Ese tiempo le llevó a pisar grandes escenarios, a darse a conocer a un mayor número de personas y a afianzar su carrera como guitarrista, cantante y compositor.
Para acabar una noche redonda en Murcia, sonó Tonto de tanto. Punto sublime en cuanto a calidad y concordancia sonora. Con el saber que había visto un espectáculo memorable y con ese regusto por querer más, salgo de allí sabiendo que el rock está vivo y somos afortunados testigos de ello.