No ha podido ser. El UCAM CF, tras una temporada memorable, una eliminatoria de ascenso superada, y otra disputada de poder a poder, ha visto en la tarde de hoy cómo el filial del Athletic de Bilbao rompía sus sueños de ascenso de una de las maneras más crueles posibles: logrando el tanto que igualaba el partido a uno y desequilibraba definitivamente la eliminatoria gracias a un incomprensible error del buen jugador local Chavero ya en los minutos finales del partido y sin tiempo para reaccionar.
Con el 1-0 cosechado por los cachorros del Athletic en San Mames, llegaba esta segunda ronda de promoción a un estadio de La Condomina que iba a registrar un ambiente de auténtica gala en la Tribuna Baja y el Fondo Norte, los dos únicos sectores del recinto deportivo habilitados para ver el fútbol este año. Y lo cierto es que el partido no pudo comenzar mejor para los intereses de los murcianos, ya que éstos pronto se hicieron con la iniciativa del juego y empezaron a rondar la portería visitante.
Así, tras unas leves aproximaciones, ya en el minuto 10, Chavero probó al meta Remiro con un potente disparo desde la frontal de área que, por lo centrado que salió, pudo ser repelido de puños por éste a córner sin mayores consecuencias. Sin embargo, a pesar del mayor dominio local, los visitantes también iban a tener sus ocasiones, como la que en el minuto 20 estuvo a punto de convertirse en gol de Sabín, quien, con un lanzamiento duro y raso desde la izquierda del ataque rojiblanco, obligó a Escalona a estirarse para meter la manopla y desviar a córner un balón que se colaba junto a la cepa del palo largo.
Sólo uno más tarde de esta buena ocasión bilbaína, en el 21, llegó el momento de gloria para el UCAM CF en esta segunda ronda de ascenso: el gol de fe de César Remón, que adelantó a su equipo e igualó la eliminatoria haciendo creer a todos en el sueño de la remontada. Una mala cesión del central Unai Bilbao a Remiro se quedaba corta y, entre la confianza del primero y la indecisión del segundo, se colaba como una exhalación Remón para, lanzándose a los pies del portero visitante, rechazar el despeje de éste y ver cómo el balón, tras realizar una parábola y botar hacia la portería, se convertía en el primer tanto de la tarde.
Después del gol local llegó una fase de mayor dominio universitario, si cabe, sobre todo hasta el minuto 35. De esta manera, los bilbaínos parecían acusar, no sólo el golpe recibido, sino también el tremendo calor reinante, mientras que los murcianos campaban con mayor movilidad y mordiente a lo largo y ancho del terreno de juego. Sin embargo, pese a la mayor presencia azulona, lo cierto es que ya no habría más ocasiones dignas de mencionar en esta primera mitad.
Ya en la reanudación, y en el primer minuto de juego, el UCAM iba a tener dos ocasiones clamorosas, una de Chavero tras un sensacional taconazo de Javi Gómez, y otra del propio Javi Gómez de chilena, que no acabaron en gol de milagro. Poco después, en el 15, Eloy Jiménez comenzó a mover el banquillo en busca de refresco para su equipo. Así entraban en el terreno de juego para ser de la partida Hugo Díaz por el batallador Javi Gómez y Juanto por el activo Nono.
Un agarrón del central rojiblanco Yeray Álvarez cuando Bello enfilaba la portería visitante tras robarle la cartera al propio Álvarez, y una internada de Sabín que lograba desbaratar el azulón Tekio in extremis fueron, hasta el fatídico minuto 38, las dos jugadas más dignas de mención por el peligro que conllevaron. Ya en el 38, fueron el error de Chavero y el acierto del recién entrado Iturraspe los que marcaron el partido y la eliminatoria. El primero porque en una jugada de ataque universitario trató de realizar, sólo y en el centro del campo, una absurda rabona que le salió mal y que acabó dándole el balón a los visitantes. El segundo, porque con un certero latigazo en seco desde la frontal del área al palo largo de la meta defendida por Escalona hizo inútil la estirada de éste y consiguió empatar el choque poniendo la eliminatoria imposible para los locales. Unos locales que, a pesar que lo intentaron hasta el final, ya no pudieron hacer más.
Al final, entre los aplausos del público de La Condomina que supieron reconocer y premiar el extraordinario esfuerzo de los universitarios, debemos extraer un par de conclusiones: la primera, que el trabajo del cuerpo técnico y los jugadores del recién ascendido UCAM CF esta temporada ha sido realmente soberbio; la segunda, que todos deberíamos seleccionar un poquito mejor en qué clase de espejos nos miramos. Es decir, si, en el caso del fútbol, deseamos poner nuestra calidad y sacar nuestros recursos técnicos cuando son necesarios y hacen un favor al equipo -como hacen algunos grandes jugadores-, o si, por el contrario, deseamos realizar florituras innecesarias que sólo buscan el lucimiento personal -como hacen las personalidades más vacías del deporte rey-. En fin, en el fútbol y en la vida, ojalá que todos elijamos sabiamente.