Otro palo para el Real Murcia en su año más doloroso.
La travesía de la temporada llegó a su fin. Uno de los años más duros del murcianismo, donde después de un descenso a 2ª B hecho a medida por la liga a días de empezar la competición, y en el que ha tenido que jugar con los equipos del grupo del norte cada jornada, se ha saldado con la derrota final del Real Murcia en una eliminatoria contra uno de sus rivales históricos, el Hércules de Alicante.
Numerosos equipos de fútbol se suelen autodenominar sufridores. Y es cierto que en este juego pasional siempre se viven emociones que van desde los triunfos más desbordantes hasta las derrotas más crueles. Pero no cabe duda de que la cantidad de penalidades y malos tragos por las que ha tenido que pasar a lo largo de su historia reciente la sufrida afición del equipo pimentonero tiene poca comparación.
Lo que ocurrió en el campo tiene ya poca historia. Un partido de promoción en que todo es ganar o morir siempre se suele jugar con un ritmo lento y controlado, evitando fallos. Con poco juego en el cesped y mucho sufrimiento entre los 13147 espectadores que poblaban la grada. Y en esas circunstancias el que perdona lo termina pagando. El Murcia dispuso de varias ocasiones claras, tres de Javi Flores, que no alcanzó a materializar, y el Hércules, que en la primera parte estuvo mejor, transformó su única ocasión clara de la segunda mitad en el minuto 87. Una dura eliminación en la que tampoco se puede reprochar nada a plantilla y cuerpo técnico, que con un equipo armado en una semana ha competido durante todo el año con una dignidad que nunca conocerá su máximo mandatario.
De poco sirve lamentarse de ser el club con más descensos administrativos, de ser siempre la cabeza de turco para dar ejemplo, de los directivos aprovechados o de los políticos oportunistas. En estos tiempos en los que una vez finalizada la temporada solo hay incertidumbres sobre la situación del equipo, solo hay clara una cosa: hay una afición que irá al siguiente partido, en la categoría que sea, con los jugadores que sean. Allí estará la temporada que viene. Mucha gente sigue luchando porque la llama de este equipo siga viva y tenga un trato a la altura de los únicos que realmente han tratado como se debe al equipo: los que han acudido cada partido a la Nueva Condomina. Solo nos queda desearles que lo consigan.