Superlópez, unos héroes con el poder de no crecer
Bonita noche de rock, la que se vivió el sábado en la Sala Revólver de la mano de Superlópez. Y es que la banda murciana, que tomó su nombre en 2007 del famoso personaje del cómic de Jan, ofreció una gran velada merced a su pop-rock de carácter ochentero en el que priman el sonido fresco y unas letras directas que juegan con las clásicas referencias del género.
Unas referencias que se condensan, en cierta manera, en uno de sus temas más conocidos, No quiero crecer. Porque, aunque el paso del tiempo sea inevitable y las convenciones sociales nos obliguen a cambiar en ciertos aspectos, para los que hemos crecido leyendo cómics, frecuentando bares y escuchando pop y rock, jamás podremos -ni querremos- dejar esas referencias atrás. Forman parte de nuestra esencia y siempre convivirán con las nuevas circunstancias que nos acontezcan en la vida.
Así, al filo de la medianoche, y tal como dice una canción que más adelante tocarían -Como lobos-, Superlópez comenzaron su actuación plenos de garra haciendo sonar Surf espacial, una pieza instrumental de ritmo electrizante y sinuoso perfecta para captar de inmediato la atención del personal. A continuación, golpeados por una atronadora batería y acariciados por una inspirada guitarra, llegaría Comencemos con el show antes de dar paso a la animada Piso a fondo; sin duda, toda una declaración de intenciones
Ya en esos momentos, con la Sala de la Calle Victorio registrando un lleno absoluto, el público se mostraría pasándoselo en grande y feliz de entregarse al atractivo sonido de Superlópez. Un actractivo sonido que, además, a lo lardo del espectáculo iría variando gracias a temas como la romántica Nadaremos, la alegre Bienvenido al nuevo bar, la tierna No Más, la potente Miénteme -enriquecida por un solo de guitarra absolutamente ganador-, o la anteriormente comentada No quiero crecer.
Paralelamente, Superlópez supieron combinar sus temas propios con algunas versiones bien llevadas a su terreno como, por ejemplo, una mas rockera Frío, de Manolo Tena, La torre de la vela, de 091, Mil horas, de Andrés Calamaro, con un toque funky, la mítica Me estas atrapando otra vez, de Los Rodríguez, y, las que sirvieron para poner fin al recital por todo lo alto: Sí, sí, de Los Ronaldos y Sábado a la noche, de Morís.
Así, atentos al concierto entre un público que no paraba de cantar y botar, tuvimos que acabar reconociendo las virtudes de Superlópez y su capacidad para ofrecer un repertorio basado en unos sonidos que nos llevaron a la edad más dorada que ha conocido nuestra música. Una edad en la que los grupos de música no estaban prefabricados, echaban programas musicales por televisión, las bandas desconocidas podían sonar en la radio y, además, eran precisamente nuestros músicos los que llenaban pabellones y hasta estadios de fútbol. En fin, lo dicho, que no queremos crecer…