Virginia Maestro, Alv McMartin, y el triunfo de la música
Este viernes, atraídos por el Festival Microsonidos, que desde enero a abril ofrece anualmente en Murcia una amplia y variada muestra de las tendencias musicales más destacadas de la escena nacional y regional, nos dejamos caer por su principal sede -la Sala 12&Medio- para dar cuenta de una de las citas más interesantes de esta edición: la conformada por los conciertos de Virginia Maestro y Alv McMartin.
De hecho, dos propuestas, las de Maestro y McMartin, convergentes por compartir, entre otras, las influencias del rock, el blues, el jazz, o el soul; aunque sus protagonistas hayan recorrido hasta la fecha trayectorias bien distintas: ella, Virginia, ganadora de Operación Triunfo 2008, pero, a la vez, dueña de una carrera en la que ha conseguido, desoyendo dictados, que sea su voz la que brille con una luz propia que ha alumbrado ya cuatro LPs; y él, Alv, en pleno crecimiento e inmerso en la grabación del que será su primer EP.
Así, a eso de las 23:05h, con los músicos ya listos sobre el escenario, el encargado de abrir la velada sería Alv McMartin mediante un breve, pero intenso, concierto en el que ofreció un más que certero repaso a su repertorio. De esta forma, haciendo sonar temas como Masquerader, Stay togheter, Before the dusk o Streets of Krakow, la formación -consolidada como cuarteto- acabaría demostrando no solo que es una de las bandas mejor conjuntadas de la Región, si no también que se halla sumamente preparada para grabar su primer trabajo de estudio.
A continuación, operados los cambios de rigor sobre el escenario, llegaría el momento más esperado de la velada: la actuación de Virginia Maestro, quien, sola y con el único apoyo de una guitarra, lo primero que se propuso –y consiguió- fue dotar a su recital de un alto grado de calidez, intimismo y complicidad. Una vez conseguido este objetivo merced a sus cuidadas interpretaciones y a sus guiños constantes al público, la andaluza iría desgranando un repertorio en cuyo primer tercio se alternarían temas del disco que venía a presentar, Blue Bird, con otros de su anterior álbum, Night and day.
De esta manera, llevados por canciones como Out of the blue, Loneliness, Nothing Mainstreet o My lord, pronto nos adentramos en el cuerpo central del concierto. Una fase del espectáculo en la que el protagonismo de Blue Bird fue absoluto merced a temas como Alive, On and on, Candy conditions, Places o Please. En rigor, unos temas a través de los cuales Virginia Maestro mostraría su solvencia y su talento para elaborar, partiendo de líneas próximas al soul, al jazz y al blues, melodías con la frescura del pop en las que, además, pudimos percibir, un marcado acento country.
Enfilando la recta final, destacarían piezas como la clásica y elegante Solo tú -única concesión al español durante la velada-, y la actual y arrebatadora Make it alright –primer sencillo extraído de Blue Bird- antes de que con Night and day Virginia Maestro diera por concluida su actuación al filo de la 1:00h. Y así, mientras dejamos a la cantante, atenta y solícita, firmando discos y haciéndose fotos con sus seguidores, viéndola serena y contenta, fuimos a confirmar algo que siempre hemos pensado: que el triunfo, el verdadero triunfo, es el que cosecha quien que es capaz de coger el timón de su vida para dirigirla, a su propio ritmo, hacia aquello que ama trascendiendo la vanagloria que a tantos deslumbra.
Por eso hoy, viendo y escuchando a Virginia Maestro, estamos seguros de que está mucho más cerca de este triunfo verdadero alejada, como está, de ese otro triunfo mentiroso y deshumanizado en el que la vida es un concurso, la música un producto de usar y tirar, el público una masa amorfa de consumidores, y los cantantes unos juguetes que, como marionetas sin voz propia, siguen unos dictados a los que un artista de verdad, como de hecho lo es Virginia Maestro, jamás se plegaría.