El equilibrio fue posible en la Sala REM
A la magnífica tarde del sábado vivida en el Festival Big Up! con todos sus conciertos por diferentes rincones de la ciudad aún le esperaba el colofón con el fin de fiesta en la sala REM, donde estaba preparado el concierto de Iván Ferrerio. Y el gallego brindó una noche mágica de esas que no se olvidan a una sala llena –las entradas se agotaron al poco de salir a la venta- y entregada que pudo deleitarse con la música del artista.
El prolífico compositor se encuentra trabajando en su próximo disco, después de haber terminado hace ya un tiempo la gira de su anterior trabajo, Val Miñor-Madrid, pero no desdeña la oportunidad de tocar en puntuales ocasiones para mantener el pulso con el directo. Y la celebración de la iniciativa del Big Up, con lo que conlleva de apoyo a los músicos emergentes de la Región de Murcia, le hizo acercarse ante el ofrecimiento del Festival como artista invitado en esta edición a una comunidad que, ya desde su época con Los Piratas, siempre le ha respondido con un gran éxito cada vez que la ha visitado y donde cuenta con una verdadera legión de fieles.
Así, la ocasión le permitió experimentar, improvisar, vivir las sensaciones del directo, divertirse, y, de la misma manera, divertir al publico en una gran noche. Acompañado por su hermano Amaro a la guitarra mientras él se ocupaba del teclado, Iván suo hacer vibrar a un público que mostró un gran fervor y animosidad, pero que en algunas fases del recital hubo de ser sosegado con gran maestría para poder alcanzar una placentera calma que contribuyó a crear un aura de magia en la sala durante algunos de los temas clave. De esta forma, el público no dudó en entrar en su juego y dejarse llevar hasta las profundidades de sus grandes canciones.
Comenzó el espectáculo con Me toca tirar y Alien vs Predator, y en la primera parte del concierto no faltaron temas como Jet Lag, Tristeza, Ciudadano A, SNBP o Mi furia paranoica hasta que llegó el momento en que Amaro dejó a Iván solo al teclado en el escenario y este tocó versiones muy personales de Cadillac solitario, de Loquillo; Crímenes perfectos, de Calamaro; Me estas atrapando otra vez de Los Rodríguez y 1999, de Love of lesvian.
Quedó para el final de la gran velada la sucesión de Promesas que no valen nada, a la que se le añadió a su término Insurreción cantada por el público casi en su totalidad. Y tras esto, unos bises con nada menos que El viaje de Chihiro, El equilibrio es imposible, El dormilón, Años 80 y Turnedo, que proporcionaron un final apoteósico para una fascinante noche.
Y como punto final, cabe decir que el genio gallego, una vez conocida por dentro la iniciativa del Big Up! a raíz de su apadrinamiento en esta edición, se ofreció para dar otro concierto que tuvo lugar al día siguiente, el domingo a las 21:00h, en el mismo escenario y cuya recaudación servirá para la desarrollar la edición del próximo año.