Grand, Kessels y Nebraska hacen rugir la Sala Musik
Debimos haber firmado y pasar por el aro sin pensar demasiado; debimos haber aceptado sus horarios y sus normas; debimos haber seguido sus consejos y sus costumbres. Pero, cuando llegó el momento de elegir, entre dejarnos llevar y tomar las riendas, no pudimos renunciar a ser nosotros mismos y decidimos no hacer ni pensar ni decir ni escuchar cosas por defecto nunca más.
Por eso, cuando este viernes por la noche dieron las doce, entre quedarnos en casa durmiendo o ver alguna película por televisión o escuchar las canciones de cualquier radiofórmula barata, decidimos escapar una vez más del tedio y salir a la calle en busca de acción; en busca de aquellos lugares en los que aún la música nace y se toca libre sin seguir más dictado que el del gusto con el que la componen sus autores.
Así, caminando al encuentro de la música viva, en esta ocasión nuestros pasos fueron a dar a la Plaza de Toros, donde al abrigo de sus bóvedas y galerías estaba programada una velada ciertamente interesante con los conciertos de Grand, Nebraska y Kessels; banda, esta última, que nos llamó poderosamente la atención durante la última edición del Festival Big Up! Calles que se celebró a principios de octubre en Murcia.
De este modo, con la intención de escuchar electrificados a Kessels y de conocer a Nebraska y a Grand, pronto nos encontramos en las entrañas del centenario coso murciano viendo cómo Nebraska se subían al escenario de la Sala Musik por segunda vez en apenas siete días para alzar el telón de la noche presentando su primer EP, “La habitación de los espejos”; mini álbum producido por Paco Neuman, y del que harían sonar temas como Su plan perfecto, Mosquito o Que empiece el baile junto a otros nuevos como La última canción –título sugerido desde aquí, ya que aún no tiene- o Romántico, con los que esta joven banda de San Javier desplegó un pop cálido y luminoso de melodías rápidas y letras directas que pareció oscilar entre los márgenes del indie más actual y del pop-rock de honda raigambre en nuestro país.
Más adelante, a eso de las 00:50h le tocaría el turno a Kessels, la banda cartagenera que nos sorprendió en formato acústico y que, como quinteto adecuadamente electrificado, no haría sino confirmar aquella buena impresión que nos causó cuando los escuchamos el pasado 8 de octubre. Y es que, con la formación al completo y las guitarras eléctricas rugiendo frenéticas de principio a fin, sería como habría de resplandecer con mayor intensidad la esencia rockera de unas composiciones que, por su alto grado de madurez, profundidad y depuración, fueron percibidas como piezas de un grupo con un potencial verdaderamente grande. Así, interpretando temas tan sobresalientes como Talento, Coronas o Salto de fe, el concierto de Kessels avanzaría con paso firme, pero dejando espacio para la sorpresa merced a la versión en clave rock que se marcaron de Sueño contigo, de Camela.
A continuación, y ya para culminar la velada, a la 1:45h saldría a escena Grand, jovencísima banda que, procedente de Benicasim, ejercía de cabeza de cartel y que, presentando su primer trabajo de estudio, “Liquid State”, desplegó un directo arrollador en el que apenas se concedieron un minuto de respiro. De esta forma, disparando sobre el público temas como Same, Blindfolder, liquid State o Misleads, esta banda de rock alternativo acabaría para mostrándose como una formación bien equilibrada y notablemente conjuntada capaz de desarrollar con la garra precisa un repertorio cuajado de canciones propias marcadas por su carácter enérgico e impetuoso a las que, además, sumaron versiones de temas ajenos como la que sonó de Lonely boy, de The Black keys.
Por otro lado, y con el objeto de terminar esta crónica sin caer en el defecto de mirar para otro lado cuando nos encontramos con algo que no es de nuestro agrado, nos gustaría hacer referencia a la escasez de público que padeció la Sala expresando que, aunque nos hacemos cargo del mérito que tiene y el esfuerzo que supone programar música en vivo, no es de recibo dar a conocer la programación de un concierto con tan solo un par de días de antelación ni que, anunciándose su comienzo para las 22:30h, haya que contar de antemano con un retraso de una hora y media (tal y como hicimos) para acertar su hora de inicio. Y es que, si no cuidamos al público ofreciéndole unos horarios más razonables y una información adecuada y veraz, ¿con qué cara podremos exigirle su asistencia y su calor?